Cuando, a finales de los años 60, un anciano profesor de
sociología comenzó la clase diciendo:
- " Hoy, hablaremos de los "Ismos".
Los treinta y cinco jovenzuelos que estábamos en el aula, nos
miramos con cara de perplejidad. Porque no entendíamos qué demonios pintaban
los "istmos" en una clase se sociología.
Acostumbrado a los movimientos y runrunes del aula, propios de
unos muchachos hormonalmente alborotados, prosiguió sin hacernos caso.
Tardamos unos minutos en darnos cuenta de que el Hermano Pedro, no
pronunciaba la "t". Eso significaba que no estaba hablando de un
accidente geográfico; por lo que comenzamos a prestarle atención.
Los "Ismos" de los que hablaba eran movimientos
políticos y sociales que existían en el Mundo.
Nos habló durante algunos días, de los "Ismos" más
importantes de nuestro entorno social: Cristian-ismo; Catolic-ismo, Comun-ismo,
Capital-ismo, Social-ismo... etc.
Cincuenta y cinco años después, vuelve a mi memoria aquella clase
del Hermano Pedro, al ver y escuchar el uso que cada cual hace de muchos de
esos "Ismos".
Como en todos los órdenes de la vida cada uno de nosotros
establecemos dos categorías entre esos "ismos": los buenos y los
malos. En demasiadas ocasiones, sin saber por qué razón asignamos a cada cual
el rango de bueno o malo.
Tiempo ha, que uno de los "Ismos" que más veces es
clasificado entre los malos es el de " Capitalismo".
Llamar a alguien "capitalista" es intentar infringirle
una ofensa mayor que cualquier otra.
Pero, como casi siempre sucede, cuando el uso de un término se "populariza",
pocos saben lo que en realidad significa, y nos dejamos llevar por tópicos y
atributos, debidamente tergiversados, para que el término tenga todos
ingredientes para ser odiado.
Pero, quienes utilizan el término con fines ofensivos ¿saben
realmente qué es un capitalista?
Es probable que su primera respuesta sea algo como:
- " El que explota a los trabajadores"
Respuesta que es, ciertamente, errónea.
Dentro del mundo económico, dos son los factores que intervienen
en el proceso productivo: el trabajo y el capital. El uno no puede subsistir
sin el otro. De nada sirve el capital sin la mano de obra, y la mano de obra no
puede realizar actividad productiva sin recursos financieros que la dinamicen.
En un "quit pro quo" ambas parten se integran en la
empresa para, con un esfuerzo común, recibir las contraprestaciones pactadas:
los unos en forma de salario, los otros en forma de rendimientos.
Como toda obra del Hombre, es imperfecta; pero, la situación actual
del sistema, en los llamados países desarrollados, es aceptablemente buena.
Desde su aparición como sistema económico de producción, allá por
el final del siglo XVIII, mucho han cambiado las cosas. El Trabajador se
encuentra en una situación que nada tiene que ver con la existente en los
inicios de la llamada Revolución Industrial.
Una cuestión que no siempre tienen clara aquellos que denostan al
"capitalista" es identificarle. ¿Quién es capitalista?
Es claro que a esta pregunta la respuesta no surge con tanta
facilidad. ¿Dónde comienza una persona a ser capitalista "despreciable"?
Esa es la frontera que nadie sabe trazar. Quien es propietario de un piso, que
es un capital, que ha pagado con años de esfuerzo ¿es capitalista? Quien tiene
un local comercial, que es un capital, dónde vende frutas y verduras ¿es capitalista?
Tras concluir el Hermano Pedro sus clases en las que nos explicó
los "ismos" más importantes de nuestra sociedad, nos dijo, como
corolario a todo ello, que los "Ismos" son las armas arrojadizas de
la nueva Sociedad.
No llevan, en su interior, ni pólvora, ni metralla; sin embargo,
los daños que producen son inmensamente mayores que los de un proyectil.
Un proyectil, impacta sobre una sola persona; un "Ismo"
impacta sobre un colectivo completo.
Aquellas clases del Hermano Pedro, a quien nuestra malvada
juventud apodaba " el tecla", están hoy más vigentes que nunca, y me
ha producido gran satisfacción el recordarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario