martes, 24 de marzo de 2020

LOS OTROS

Existen épocas en la Historia en las que, sin saber las razones, se concentran hechos de enorme trascendencia. Otras etapas transcurren sin que nada de interés especial ocurra, y la vida de los ciudadanos que conforman esa comunidad discurra en una indolente apatía.
Dentro de las épocas, se presentan años de una extraordinaria feracidad de acontecimientos que marca la historia venidera de ese país. Los finales del siglo XV y el siglo XVI, son quizás, dos siglos que marcan una de esas etapas de gran intensidad. Y si hubiera que encontrar un año en la Historia de España en el que se concentren los hechos más relevantes que marcaron su futuro ese fue el año 1492. En él ocurrieron los acontecimientos que marcaron nuestra existencia como Pueblo a lo largo de muchos siglos. En este año, y en el breve plazo de unos meses se concentraron los hitos más grandes de nuestra Historia. En 1492 tras ochocientos años de lucha, se dio por concluida la denominada Reconquista con la caída del reino de Granada; último bastión de la España musulmana. Pocos meses después se culminó la más grande hazaña que han visto los tiempos con la llegada de un puñado de hombres a un nuevo continente: el descubrimiento de América.
Es en ese mismo año cuando ocurren hechos de enorme trascendencia; pero, en un sentido contrario a los anteriores; aunque no por ello de desdeñable influencia en los hechos posteriores que ocurrieron en el nuevo país nacido de la unión de las coronas de Catilla y Aragón. Dos de esos hechos fueron la creación de la Santa Inquisición, y la expulsión de los judíos; ambos hechos nacidos de la voluntad de los nuevos monarcas impulsores de lo que se denominó la Unidad de España.
Ambos hechos en apariencia sin ninguna conexión entre ellos, en mi opinión son el resultado final de la larga contienda que se dirimió sobre la Vieja Piel de Toro.
El carácter de Cruzada cristiana que tuvo la última etapa de la Reconquista, era una rama de las surgidas en el resto de Europa para imponer el cristianismo en todos sus rincones y la recuperación de los Santos Lugares.
Logrados los propósitos militares con la rendición del reino de Granada, era necesario que solar de España se convirtiera en el bastión inexpugnable del cristianismo; y para ello se pusieron los cimientos más sólidos posibles. En primer lugar se expulsó de la nueva España a los españoles que profesaban una fe distinta del cristianismo, sin ninguna razón que justificara tal medida; salvo, la de comenzar la limpieza religiosa que más adelante se completaría con la expulsión de los españoles que profesaban la fe de Mahoma. Es este concepto de "españoles" el que a lo largo de la historia se ha querido ocultar; presentando a los judíos, y los llamados "moriscos" como gentes de otras tierras; cuando la realidad es que estos seguidores de creencias diferentes eran tan españoles (entendiendo por españoles como nacidos en la península ibérica) como los que profesaban la fe de Cristo.
Los seguidores de Mahoma y de Jehová, tras ochocientos años de permanencia habían unido su sangre con los visigodos del norte, que a su vez la mezclaron con los hipanoromanos muchos siglos antes.Es en ese momento cuando los abanderados de la unidad de las tierras de España, comienzan la primera gran depuración religiosa, que no étnica, de la nueva nación recién creada. Una decisión que fue reforzada con la creación de la Santa Inquisición, para mantener lo que se dio en llamar "pureza de sangre". Concepto que se hizo esencial en la vida de los españoles, y que fue la gran guadaña que llevó a la cárcel y   a la hoguera a no pocos compatriotas.
Los mismos Reyes Católicos que protegían el culto a Mahona, eran los que negaban el culto a Jehová. La Historia nos presenta, como causa y justificación de su expulsión, no la peligrosidad del llamado pueblo judío en lo que a su religión se refiere; sino a que buscaba la conversión de los cristianos. Los mismos reyes que aceptaron como argumento esencial para involucrarse en la aventura de Colón, para sí poder proporcionar nuevos cristianos a la corona; son los mismos reyes que consideraban un peligro que los judíos quisieran ganar para su causa a alguno de sus compatriotas. Argumento tan endeble como discutible.
Los judíos habían habitado la tierra hispana a lo largo de dos civilizaciones, usando en ambas un mismo sistema de vida; llegando a ser los administradores de los reyes tanto cristianos como musulmanes.
El espíritu de tolerancia que existía en España en la Edad Media, se perdió. Una tolerancia que fue fue promesa de los Reyes Católicos, prontamente incumplida; no solo con los judíos, sino unos años más tarde con la expulsión de los que profesaban la fe de Mahoma mediante la pragmática publicada en 1502 que les obliga a abrazar el cristianismo o abandonar su tierra española. Todo ello culminó en el año 1568 tras la sublevación de las Alpujarras que fue sofocada duramente, tras la publicación por parte de Felipe II de la Pragmática Sanción en1567.

Con la expulsión de moriscos y judíos, salieron de España buena parte del enorme bagaje cultural, filosófico y científico que tenia la tierra hispana. En su lugar se implantó la crueldad y la intolerancia más absoluta de la mano de la Iglesia, y de su brazo ejecutor, la Santa Inquisición.

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