El día 8 de marzo
del año 2018, será recordado por muchos como el día en el que las mujeres
tomaron las calles de España para reivindicar, no se sabe muy bien qué, ni ante
quien.
Como suele ocurrir
en este tipo de actos, los slogans se lanzan con profusión como flechas
envenenadas.
En este caso, la
diana era el hombre, al que muchas dieron en llamar “Manolo”.
¿Quién es “Manolo”? pues todos los hombres en
general, y ninguno en particular. Pero,el obligado protagonista recibió
invectivas como estas:
“Manolo, aprende a hacer croquetas que me tienes hasta
las tetas”.
“Manolo hoy friegas tú”.
“Manolo, Manolito, hoy cocinas tú solito”
De estas airadas
frases, lanzadas por las féminas, se deduce que, la única cuestión que les
preocupa de “Manolo” son las
culinarias
Con estas
invectivas, y otras menos finas, y publicables, es obligado preguntarse:
- ¿Qué clase de ser es
este “Manolo” para que se le trate así? ¿Qué ha hecho nuestro protagonista para
merecer semejante escarnio?
Pues todo parece
indicar que su “pecado” es no saber
hacer croquetas; no usar con donaire la fregona; y el no ver diariamente los
programas de cocina que proliferan por las cadenas de TV.
Alguien se dirá;
pero, estas no parecen razones suficientes para tirarse a la calle de manera
tan desaforada e impetuosa. Es cierto, a mí también me lo parece. Por lo que se
hace necesario ahondar más en la “personalidad”
de “Manolo”.
Nuestro personaje
nació varón. Este hecho, años atrás, era valorado; hoy se ha convertido un
estigma y un baldón. Pero, no nos desviemos de lo importante.
“Manolo” tuvo en la vida la suerte que el destino
que le deparó; a la que tuvo que adaptarse.
Trabajó o estudió,
hasta que un buen día conoció a una mujer; contrajo matrimonio, y tuvieron
hijos.
“Manolo” aprendió de sus padres el extraño valor
de la responsabilidad, que le obligaba
a dar a su familia lo mejor. Hacerles la vida fácil y cómoda; lo que siempre se
ha conocido como “ganarse la vida”.
Nuestro hombre,
hizo de esta idea su patrón de vida. Su familia, era lo primero. Debía tener
una vivienda digna, sus hijos deberían tener lo mejor, y darles la formación
necesaria para que prosperaran en la vida más que lo había hecho su progenitor.
“Manolo” también había aprendido que nada se
consigue sin esfuerzo y un duro trabajo; razón que pudo comprobar por sí mismo.
Dar una vivienda, dar comodidades a la familia, y un buen porvenir a sus hijos,
no era nada sencillo, y había que emplearse a fondo. Y a ello se puso.
“Manolo” se subió a los andamios; bajó a
la mina; se embarcó en una flota pesquera; se manchó durante años las manos de
grasa; soporto los rigores del implacable sol del estío labrando la tierra. “Manolo”, hizo todo aquello por cumplir
las obligaciones que le habían inculcado sus mayores.
Nuestro
protagonista, no ahorró en esfuerzos y sacrificios, para lograr que su familia
fuera feliz, y viviera con desahogo.
Él no precisaba de
tanto esfuerzo y sacrificio para satisfacer sus necesidades. Con poca cosa era
feliz. Unas cervezas con los amigos; algún partido de fútbol, y poco más.
“Manolo” podría haber actuado de otra manera. No
sentirse obligado a nada; no hacerse responsable del bienestar de su familia.
No sentirse preocupado por la enfermedad de algún miembro de su linaje; o, si
podrían estudiar o no.
“Manolo” podría haber sido un perfecto egoísta, y
delegar sus responsabilidades en otro. Sin embargo, no hizo nada de esto. Subió
a los andamios, bajó a la mina, pasó horas al volante; y aguantó lo
inaguantable para que a su familia no le faltara de nada. Con gusto habría “tirado la toalla”, si no se sintiera
responsable de quienes tenía a su cargo.
El día 8 de marzo
del año 2018, “Manolo” recibió, por
parte de las mujeres, el “merecido premio”,
y reconocimiento a tanto esfuerzo y sacrificio realizado durante años.
Miles de féminas
vociferantes, le echaron en cara que nada de lo que había hecho tenía valor.
Que lo que importante era, haber aprendido a hacer croquetas, pasar la fregona,
o limpiar el polvo.
Sin embargo, el
día 9 de marzo de 2018 “Manolo”, a
pesar de las ofensas recibidas, seguirá subiéndose al andamio, bajando a la
mina, pescando en las frías aguas del Mar del Norte, y subiéndose al tractor, a
pesar de que la espalda le esté matando.
“Manolo” , por mucho que le insulten y le
vilipendien, sabe cuál es su obligación.
Soy mujer, pero estoy totalmente de acuerdo contigo. La moda de hoy dicta que las mujeres debemos ningunear a los hombres, y considerarnos superiores a ellos. Qué absurdo. Yo creo que todos los días del año son del hombre, de la mujer y del niño, que ninguno de los dos sexos ha de tratar de hacer méritos a ver si vale más que el otro, y que hemos de trabajar en tandem. Y sí, injusticias contra las mujeres hay. Como también contra los hombres.
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