Como
cada año en la celebración de la Semana Santa, acuden a su cita los encargados de lanzar dardos envenenados
contra la celebración cristiana por antonomasia.
Tras
doce meses de mantener colgadas en el armero sus ballestas, la primavera es el momento idóneo para engrasarlas,
tensar el arco, y disparar.
Como
cada año, intentan conseguir que la representación de los hechos ocurridos hace dos mil años se termine; y, como cada año, lo
único que consiguen es expulsar los malos “humores”
de sus enturbiados cerebros.
Inasequibles al
desaliento
una y otra vez disparan sus dardos con, ciertamente, poco éxito.
Cada
uno saca del armero su arma preferida.
Quien, pretende anular su carácter religioso; quien, pretende convertir las
celebraciones en una especie de Sodoma y
Gomorra, en la que las depravaciones mas abyectas del Ser Humano toman
vida.
Los
más, realizan juegos malabares con la tan traída y llevada aconfesionalidad del Estado para, ya que no pueden quitar a la
gente de las calles; al menos, lograr una mínima victoria eliminando de ellas a
todo aquello que represente al Estado.
El
estamento del Estado que se ha tomado, hace años, como chivo expiatorio es: el Ejército español.
Como
toda exclusión debe tener un viso de justificación irrefutable, cada año se
sacan del baúl, y se desempolvan, los
viejos improperios contra él. Improperios que, en su amplio abanico, abarcan
cuestiones de lo más peregrinas. Desde denominarles “Ejercito represor, franquistas, fascista...etc.”, hasta la ser
descalificados por el hecho de llevar “uniforme”.
A
quienes viven un mundo irreal, se les suelen dar diversas denominaciones en la
medicina psiquiátrica. Una de ellas es la definida como “Esquizofrenia paranoide”. Enfermedad mental que se caracteriza por “El estado consciente del enfermo es normal;
su actitud psíquica se caracteriza por el egocentrismo y el aislamiento, y
expresa una pérdida de contacto con la realidad, y manifiesta ideas delirantes”.
Su
apariencia es normal, e, incluso, a ojos ajenos, pueden parecer personas de
alto nivel intelectual, y dotados de amplios conocimientos y bagaje cultural. Sin
embargo, su actividad cerebral se encuentra muy lejos de esa aparente
normalidad, algo que se manifiesta cuando la enfermedad se hace visible a los demás.
La
perdida del contacto con la realidad tiene como consecuencia inmediata la aparición
de ideas delirantes que el enfermo
expone de palabra o por escrito.
¿Cómo
es el mundo real que un esquizofrénico ignora respecto del Ejercito español?
Veámoslo,
para intentar volver a la realidad a los enfermos:
qué es, qué hace, quiénes forman el Ejército español.
¿Qué
es?: Una de las muchas instituciones, organismos, o grupos que conforman lo que
todos conocemos como Estructura del
Estado, que tiene asignada una función concreta tendente a servir a los
ciudadanos; de la misma manera que lo hacen los millones de empleados al
servicio del Estado español, en todas sus dimensiones.
¿Qué
hace?; Las funciones que le son encomendadas son varias, siendo la más visible la defensa del territorio
nacional, y sus ciudadanos. No es la única misión que tienen encomendada.
Otras, no menos importantes cumplen, no sólo dentro de nuestras fronteras, sino
fuera de ellas. Largo y prolijo sería el detallarlas; pero, algunas son dignas de mencionar.
El ejército español ha contribuido a la defensa de los
más débiles en diversas partes del mundo. Siendo, quizás, la más destacada el
haber contribuido, junto con otros ejércitos, el evitar la extinción de Pueblos
enteros. Papel que tuvo, en mi opinión, su zenit en la llamada Guerra de los Balcanes. Por defender a los más débiles, soldados españoles
dejaron sus vidas en aquellas castigadas tierras. No sólo lograron evitar una
tragedia aún mayor; sino que consiguieron reconstruir, en la medida de sus
posibilidades, los daños producidos por una guerra cruel. Como testigo de esa labor,
se alza, orgulloso, el puente principal de ciudad de Mostar.
¿Quiénes
forman el ejército español? :Los que portan el uniforme, son hombres y mujeres
españoles; hijos de nuestro país, que voluntariamente han elegido, como forma
de ganarse la vida, ser funcionarios del Ministerio de Defensa; de la misma
manera que otros eligieron ser funcionarios del Ministerio de Justicia, de Hacienda,
o de Sanidad.
Nacidos
de nuestra propia Sociedad, cada individuo que integra el ejercito español,
piensa, cree, y opina de manera diferente. Los hay de todas las ideas
políticas; de todas las confesiones religiosas; y partidarios de un equipo de fútbol.
Tienen las mismas dificultades, y las mismas ilusiones que cualquiera de
nosotros. Deben afrontar su vida con el escaso salario que perciben; de la
misma manera que la afrontan los millones de trabajadores que en España
sobreviven con salarios ridículos.
Este
es el mundo real. El mundo del siglo XXI, en un país en el que los problemas
son muchos, demasiados si se me apura. Pero, en la España del siglo XXI, en el
año 18 de ese milenio, el Ejército español, no es un problema.
El
problema de los enfermos afectados de “Esquizofrenia
paranoide” es, que su enfermedad no tiene cura.
Al
no vivir en la realidad, no son conscientes de que están afectados de ese terrible mal, y no pueden ser tratados.