Cuando comencé a pronunciar mis primeras palabras, un leve
problema, en lo que se denomina “frenillo”, me impedía pronunciar con
corrección las palabras que contenían la letra “R”.
Para solucionar el problema de la molesta telilla, había dos
soluciones; un pequeño corte para liberar el tejido, o unos ejercicios fonéticos.
El segundo método consistía en repetir una y otra vez, palabras y
frases que contuvieran la letra “r” en su pronunciación fuerte, como aquella
que dice:
“El perro de san Roque, no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo
ha robado”
Ayer nuestros diputados, quitaron carta de naturaleza a la
pedagógica frase, al trasponer al Ordenamiento Jurídico español, un acuerdo tomado
en la Unión Europea en el año 1987 que prohíbe cortar los rabos de los canes.
Treinta años después (eso se llama agilidad) el Parlamento
español, haciéndose eco del “clamor popular de los españoles”, ha decidido
tomar cartas en el asunto, y acabar con ese estado de cosas que hace vivir en “permanente
angustia” a los españoles.
Sin nada que hacer, y aburridos como ovejas (perdón a las ovejas)
en sus cómodos escaños de la Carrera de San Jerónimo, han querido poner final a
su insoportable tedio dándose algo que hacer.
Han enviado heraldos a todas las dependencias del Congreso en
busca de un entretenimiento que llevarse a la boca.
A los pocos días uno de los comisionados, descendió al Hemiciclo
gritando como un poseso:
-
Eureka, Eureka, lo tengo.
La expectación fue tan grande que la Presidenta, convocó de
inmediato un Pleno para escuchar las palabras del ponente y su ponencia.
Con la gravedad que el caso requería, el Portavoz del Partido
proponente, subió al atril y tras pedir permiso a la Presidencia, se dirigió a
sus señorías con estas palabras:
-
A nuestro Grupo Parlamentario nos preocupa profundamente el asunto
de los rabos de los perros. (algunas caras de sorpresa)
-
Estudios realizados por eminentes sociólogos, nos transmiten la
inquietud de los ciudadanos por los rabos de los perros, y exigen de este
Parlamento, tramitar por el procedimiento de Urgencia (bueno, treinta años
después) este gravísimo asunto.
La expectación en el Hemiciclo era máxima; no porque a los
diputados les importara un pimiento los rabos de los perros; su alegría estaba
más que justificada. Por fin habían logrado encontrar algo con lo que
entretenerse, y consumir las horas hasta que llegara el tiempo de abandonar el
escaño, precipitadamente, para salir a ver el partido de la Champions o ir a
las rebajas de El Corte Ingles.
Los portavoces de los Grupos, a la salida (a los que no gusta el
futbol, claro) improvisaban ruedas de prensa para destacar lo importante que
era para nuestro país, que los rabos de los perros permanecieran en su sitio
durante toda la vida del can.
Alguno de ellos se lamentaba de que sus enmiendas transaccionales,
en las que se pedían poder cortar algunos rabos, no hubieran sido secundadas
por el resto de Grupos. A pesar de ello se congratulaba de que a partir de hoy
los “Perros de San Roque, sí tendrán rabo; porque ningún Ramón Ramírez se lo podrá
cortar”.
Algunos de los Representantes del Pueblo español, tras el partido,
y Cubata en mano, comentaban en animada tertulia.
-
Bueno, machos, (eran todos hombres) y mañana ¿qué? ¿Qué hacemos después
de leernos el As, el Marca, y el Mundo Deportivo.
El rostro de los diputados, perdió el color, y un sudor frio
recorrió su cuerpo al pensar que de nuevo estaban si nada que hacer durante
horas, días y meses.
El más desesperado del grupo, tiró de Tablet, y busco en San
Google, las normas europeas que regulan la reproducción de la rana verde en
cautividad, y que no estuvieran traspuestas a nuestro Ordenamiento Jurídico.
Hábil con la Tablet, son muchas horas jugando con ella al Candy Crush,
no tardó en encontrar lo que buscaba, y con un: Lo tengo. Llevo la tranquilidad
a sus compañeros de Grupo. Tranquilidad que les permitió tomar con sosiego otro
Cubata.
Pues a esto es a lo que dedican su tiempo, y nuestro dinero, los
padres de la Patria.
La incertidumbre en el pago de las Pensiones; la ausencia de
Presupuestos; la pendiente aclaración sobre la que, dicen, será la nueva
Reforma Laboral; los movimientos cada vez más osados de los dirigentes
catalanes para declarar la independencia.
Todo eso queda al margen; lo prioritario son, los rabos de los
canes.
Los mejores amigos del Hombre (me refiero naturalmente a los
perros) no tienen ni idea del dineral que nos ha costado a los españoles, el
que puedan mantener en su lugar sus apéndices coxiales (perdón por el palabro).
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