El veterano locutor y periodista José María García, en sus tiempos
de gloria, hizo popular una frase que usaba como muletilla: " Ojo al
dato". El dato era el motor de arranque de la noticia y el comentario.
El dato era lo que daba sentido y fuerza a sus intervenciones;
era, la piedra angular de su construcción dialéctica.
Muchos años después, el dato sigue siendo la quintaesencia de la
información, y por supuesto de la desinformación.
Todo lo que se dice, o se escribe, está respaldado por los datos.
Sin datos no hay información, o desinformación que sobreviva.
Cuando el dato se convierte en resultado estadístico, se llega al clímax;
el dato alcanza la categoría de "dios". Si alguien dice " tengo
los datos", es equivalente a decir " hablo por boca de los
"dioses".
Los humanos, miembros de las llamadas Sociedades Desarrolladas, somos
adictos consumidores de datos. La información, la desinformación, e incluso la publicidad,
en buena medida están reducidas a datos, en su forma más abreviada, sutil, e
impactante: el porcentaje.
El porcentaje diferencia, lo bueno de lo malo; lo correcto de lo
incorrecto; lo normal y lo anormal.
No sentirse dentro de un porcentaje, puede resultar catastrófico,
y cuando menos frustrante; o como a mí me ocurre, sentirse un "bicho
raro".
Pero, en realidad, el dato es un "dios" con los pies de barro; mejor
dicho, de arcilla.
El dato, como la arcilla, es maleable y moldeable.
Al igual que el alfarero con un "pegote" de arcilla
moldea la figura de un niño; el mismo alfarero, con el mismo "pegote"
de arcilla, puede moldear la figura de un asno.
Los modernos "alfareros" del dato, por vía de la información,
moldean a su gusto esa "arcilla" para conseguir el objeto deseado.
Unos datos tomarán una forma u otra según la tendencia artística
del "alfarero". La "arcilla" siempre es la misma, como el dato es único
e invariable; sin embargo, moldeado convenientemente, su aspecto será muy
distinto.
Viene toda esta digresión, a cuento de una noticia/articulo, sobre
las diferencias en las Pensiones percibidas por pensionistas del País Vasco con
las cantidades que reciben por este concepto extremeños o gallegos.
El "alfarero" de los datos, ha modelado un
"monstruo", y como tal nos lo ha presentado para "demostrar"
el trato desigual dado a unos y otros pensionistas.
Antes de que la "arcilla" estadística entre en el horno
y se endurezca, voy a construir mi propia "figura" con la misma
"arcilla".
Mi figura será una dama, no diré bella, pero desde luego no será
un "monstruo" horrible.
Quizás el único elemento igualitario en España en estos momentos
es, la Seguridad Social. El tratamiento de los cotizantes, es igual para todos.
No hay discriminación por razón de pertenencia a una Comunidad Autónoma o a
otra. No existen agravios comparativos, entre unos ciudadanos y otros.
Al modelar mi figura uso la "arcilla" del dato con
delicadeza y suavidad.
El bloque central de la "arcilla" de las Pensiones es,
la Base Reguladora: ella es la piedra angular que sostiene el resto de
componentes de la figura. Es la que determina el tamaño de la figura (la
Pensión).
El cálculo de esa Base Reguladora, es igual para todos los
cotizantes, y por lo tanto cumple a la perfección la ecuación:
A igual importe cotizado, a igual periodo cotizado, igual Base
Reguladora e igual Pensión. La "figura" está concluida y con buena
apariencia.
Si en la "figura" se mezcla "arcilla" de
diferentes texturas, y colores; y las manos del "alfarero" son torpes
e imprecisas; el resultado será una "figura" de aspecto monstruoso.
Es difícil para el común de los mortales, saber cuándo el
"alfarero" ha trabajado la "arcilla" de forma honesta y
profesional. Sólo existe una manera de minimizar los "daños" de la
"figura" que nos venden: pensar, razonar, y no dejarse llevar por el
impulso que el "alfarero" quiere provocar en nosotros.
Usando un símil taurino diría: ante el "dato", como
decía Juan Belmonte: Parar, templar, y mandar.
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