En el interesante y divertido juego del Mus, la apuesta definitiva
es el envite conocido como Órdago. Con él, quien lo echa se juega el todo por
el todo. El Órdago se puede echar de "farol" o "amarrado".
Es misión de la pareja contraria arriesgarse a saber si el envite es de
"farol", o el contrincante va "amarrado".
Es una situación en la que no hay salida, o lo aceptas, o te
"repuchas".
Si lo aceptas, y lo pierdes; todo se va al garete. Si te
"repuchas", nunca sabrás si tu contrincante iba de farol o no.
Es importante conocer la psicología de tus adversarios, y su
tendencia al riesgo, y jugar de "farol", para tomar una u otra
decisión.
Toda esta digresión museística viene a cuento de las noticias que
en estos últimos días se viene conociendo en el llamado "Caso Pujol".
Desde hace varios años, raro es el día en el que no nos
desayunamos con alguna nueva investigación de algún miembro de esta familia;
alguna comparecencia en sede judicial, e incluso en algún Parlamento
Autonómico.
Los millones que se barajan como supuestas defraudaciones, cobros
ilegales y comisiones por favores concedidos, son incuantificables. Países de
los cinco Continentes son citados como lugares en los que los supuestos dineros
malversado han sido colocados, bien en forma de cuentas opacas, bien en forma
de inversiones lucrativas.
Tras todo este ruido mediático y judicial, un denominador común se
nos presenta. Un denominador común que ha significado que ningún miembro de tan
larga, acaudalada y presuntamente defraudadora familia, haya pasado ni un sólo
segundo de su vida en prisión preventiva para evitar la destrucción de pruebas
o el riesgo de fuga a un país sin tratado de extradición.
En este tipo de delitos, en los que la sorpresa en la captura de
información para ser puesta a buen recaudo, es esencial; han ocurrido curiosas
coincidencias. La más sorprendente ha sido el anuncio, casi en el BOE, de los
pasos que jueces, fiscales y policía iban a dar en cada momento.
Los investigados han permanecido siempre libres para hacer,
deshacer, manipular o destruir, toda aquella información que les pudiera
perjudicar.
En un momento dado, el Jefe del Clan sintió sobre su cogote el
"aliento" de la Justicia, y una posibilidad bastante alta de dar con
sus huesos en la cárcel. Eso ocurrió allá por el año 2015.
No estaba el anciano político dispuesto a cambiar de tálamo
nupcial, y como buen jugador de Mus se la jugó: Echó un Órdago a la Grande
diciendo:
- " Si voy a la cárcel publicaré un dossier que tumbará la
Democracia en España"
El envite estaba echado, y tocaba a los contrarios decidir si se
aceptaba el Órdago, o no.
Las preguntas que se comenzaron a hacer fueron las que se hacen en
toda las partidas de Mus cuando alguien echa un Órdago a la Grande.
- Cuantos reyes tienes? Yo, ninguno. Pues yo, tengo uno. Y viene
el dilema: ¿Tendrá este tipo tres reyes, y un tres?
Ante la duda, los jugadores contrarios, decidieron no aceptar el Órdago,
y dejar que le viejo político siguiera durmiendo en su tálamo nupcial.
Hoy, en el año 2017, llegan a mano de un juez, informes o notas
internas de los investigadores, que vincula el emérito Juan Carlos, con los
tranfulleos familiares. Una notas en las que, al parecer, no quedan muy bien parados
los Servicios de Inteligencia, a los que se les pone en la diana, como negociadores
con el echador de Órdagos para que no descubra cuantos Reyes tiene en su
jugada.
Todo parece indicar que el ex Presidente de la Generalidad de
Cataluña, no iba de farol, y que su Órdago a la Grande iba bien "amarrado";
pero, no con cuatro reyes. El astuto jugador sólo tenía un "rey" en
la mano; pero, suficiente para ganar el envite.
La “partida” aún no ha concluido.
Pero el “viejo político” se ha apuntado los primeros “amarracos”.