jueves, 13 de febrero de 2020

LOS ERRORES

A las pocas horas de publicar mi anterior entrada titulada "Más que dudas", una conversación me lleva a ponerme al teclado. Esa conversación describe lo ocurrido en un centro en el que se presta apoyo a chicos llegados de diversas partes del mundo. En dicho centro, se proporciona a los pequeños una merienda, a la que se acompaña una botella de agua que se pueden llevar a casa con la parte no consumida. Las botellas tienen tapones de diversos colores.
Al entregar a uno de los niños una botella de agua con el tapón rosa, este la rechaza argumentando que el color rosa es un color de niña. Es  este el momento en el que se va a cometer el primer error. Se le dice al pequeño que tiene que tomar esa botella  o que no tendrá agua. A lo que muchacho responde reafirmándose en su negativa a tomar la botella con tapón rosa. Y el chico se queda sin botella de agua.
¿Dónde está el error? En la incomprensión, y la tozudez de quien quiere imponer al niño una forma de cultura, sobre la propia del muchacho.
Los símbolos y un color puede ser un símbolo, tienen en valor que cada individuo o grupo de individuos le quiera dar;  y no el que nosotros le queramos dar.
Cuando un chico de unos pocos años renuncia beber agua de una botella con un tapón de color rosa por ser de niña, tiene unos valores culturales mucho más arraigados de lo que nos parece. Y ¿ qué es lo que hacemos? Pues tratar de imponer nuestros valores culturales a los suyos; con el peregrino argumento de que los nuestros son los buenos.
¿ Quién ha triunfado en esta singular batalla? El chico. Porque, llegará al entorno social en el que desarrolla su vida, dando fe de que ha antepuesto sus valores a la sed que tenía. Es decir ha antepuesto su CULTURA, a la nuestra.
¿ Qué se ha ganado? Un enemigo.
Y se ha ganado de la manera más absurda: por supremacía. Si alguien se hubiera parado a pensar, y a comprender las razones del muchacho, le habría cambiado el color del tapón de la botella y todos tan amigos. Sin embargo, nos creemos nuestros valores son los únicos dignos de respeto; y así nos va, Las islas étnicas y los guetos culturales, aumentan y crecen como la espuma.
Es bastante probable que los errores se sigan encadenando. Y, que al niño "para que aprenda quién es el que manda, se le vuelva a insistir en que o rosa o sed.  Ese será el último o penúltimo error que se cometa.Porque, nuestra CULTURA o manera de entender la vida, se habrá ganado un enemigo. Por mejor decir, nos habremos ganado la enemistad de toda una comunidad; que lejos de acercarse a nosotros; viendo que nosotros no nos acercamos a ellos; se radicalizarán en sus posturas, y no volverán a llevar al chico a ese centro.
Pocos serán los que compartan esta denuncia de los errores que cada día cometemos como cultura presuntamente supremacista; sin embargo, un hecho es patente y que pocos negaran. La multiculturalidad, no es tal. Las culturas no son múltiples; son únicas. A lo más que se llega, y eso ya es un triunfo, es la convivencia pacífica. Pero, sin que nadie se arrogue la exclusividad de la verdad. Porque tan verdad es decir que el color rosa, no significa nada; como aquella que otorga al color rosa el valor de lo femenino. Mientras estas aceptaciones no se produzcan, hablar multiculturalidad, no es otra cosa que una pérdida de tiempo.

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