La
mentira forma parte de nuestra condición como humanos. Condición que se lleva
manifestando desde la noche de los tiempos.
Dicen,
aquellos que pierden el tiempo en analizar estas cosas, que lo hacemos, al
menos, cuatro veces al día.
Como
en todo, en la mentira también hay grados. Va, desde la común mentirijilla,
hasta el engaño manifiesto; sin olvidarnos de que, existe el auto engaño. Un tipo de mentira de lo
más interesante de analizar.
No
hay cosa más tonta que el auto engaño,
sobre todo cuando esta manera de auto mentirse, está inducida por otros, para
obtener un precioso beneficio.
Los
auto engaños inducidos, se nutren,
fundamentalmente, de las aguas que manan de la política. Les indican la fuente
de la que beber, y muchos beben con fruición de esa agua, generalmente
envenenada.
No
son pocos los que lanzan invectivas de todo tipo sobre lo que cobran, o dejan
de cobrar quienes, en la actualidad, o en tiempos pasados, han ocupado cargos
públicos.
El
auto engaño inducido de esta temporada nos llega de la mano de los que
defienden eso que se ha dado en llamar “Pensiones
dignas”. Para cuya defensa contraponen los supuestos privilegios de los
cargos públicos.
¿Existen
esos privilegios? Evidentemente que sí; pero, por qué los auto engañados se
rasgan las vestiduras.
Analicemos
el origen de estos privilegios.
Los
privilegios nacen de la legislación. Unas leyes que se aprueban en las Cortes
españolas. Cortes que están formadas desde 1978 por ciudadanos elegidos
democráticamente por los españoles.
En
ellos, de manera libre y voluntaria, hemos depositado nuestra confianza para
que legislen. Y ellos lo hacen.
Quienes
se entregan a la vida política, no son seres de otra galaxia; son personas de
carne y hueso que buscan su medro personal, y por supuesto su garantía de vida.
¿Es
malo, que se garanticen un futuro? Pues naturalmente que no. Y como les hemos
dado la posibilidad de hacerlo, pues lo hacen. ¿Qué hay de malo? Nada
absolutamente.
¿Qué
haríamos cada uno de nosotros de encontrarnos en las mismas circunstancias?
Pues exactamente lo mismo.
Quienes
son azuzados para caer en el auto engaño
inducido, lo son por los mismos que en esas Cortes han aprobado esos
privilegios.
Cuando
alguien otorga los mas amplios poderes a un tercero para que administre sus
bienes, corre el peligro de que no se hagan las cosas conforme a sus deseos;
pero, ese el riesgo de conceder plenos poderes.
La
Democracia, es eso; conceder a unas personas amplios poderes para que rijan
nuestras vidas. Si esos poderes no se usan para los fines que nosotros
queremos, cada cuatro años tenemos la posibilidad de derogarlos. Sin embargo,
no lo hacemos; y algunos prefieren seguir vociferando, y continuar con el auto
engaño.
En
los últimos tiempos la llamada Clase Política esta siendo atacada por los
privilegios que a algunos les parecen desproporcionados.
En
nuestras manos está en eliminarlos. ¿Lo haremos? Naturalmente que no; porque en
el fondo sabemos que eso que se manifiesta como el gran problema, no supone
absolutamente nada. Y que, de eliminarlos, todo seguiría exactamente igual;
porque hasta el auto engaño tiene sus límites.
Si
queremos Democracia, debemos tener representantes; representantes que deben estar
remunerados dignamente. Si no queremos hacerlo, renunciemos a la Democracia.
Retornemos a las sociedades de las Edad de Piedra, aunque sin olvidar que,
hasta en estas lo jefes de la tribu tenían sus privilegios.
Alimentar
las frustraciones siempre ha sido un método muy útil, usado por los que aspiran
al Poder, para conseguir los objetivos.
Y
el que vocifera en la calle, no tardará en comprobar, que aquellos que tan bien se explican, luego viven a to tren. Como decía
la canción.
¿Qué
hacer? Pues aceptar que la Democracia es algo más que un concepto; que no
existe la Democracia, sino las personas democráticas; quienes, mucho antes que
ser demócratas son personas; con sus virtudes, sus defectos, y sus debilidades.
Quienes
predican la pureza, no hacen otra
cosa que inducir a muchos al auto engaño.
Para lograr el viejo principio de: quítate tú, para que me ponga yo.
Votes al que votes, los privilegios que tienen los que nos gobiernan van a seguir activos, porque ellos no van a tirar piedras a su propio tejado. Pero es indigno que los que deberían ser servidores para el pueblo, se sirvan del pueblo para estar por encima de él en derechos y deberes. P.ej. No pueden ser juzgados por el mismo tribunal que te podría juzgar a ti.
ResponderEliminarFernando.