miércoles, 31 de mayo de 2017

OCHO APELLIDOS

El próximo día 30 de junio, entrará en vigor una normativa que eliminará la preferencia del apellido del padre, sobre el de la madre. Un hecho que alegrará a unos pocos, y no hará tanta gracia, a otros muchos.
Paso a paso, sin descanso, nuestra evolucionada Sociedad va creando nuevas fuentes de conflictos de manera innecesaria. Unos conflictos que, indefectiblemente, y desde el BOE,  no hace otra cosa que alimentar los enfrentamientos inter géneros. Si las relaciones de pareja, se encuentran en el ojo del huracán, sometidas a situaciones que en demasiadas ocasiones terminan con la ruptura; no creo que sea el momento histórico más propicio para echar “leña al fuego”.
Los cambios jurídicos, son casi siempre irreversibles; y es ese su mayor peligro: la consolidación desde el momento en que se publica en el B.O.E. generará problemas desde el primer momento.
Hay algunas personas muy interesadas en alimentar estas pugnas, para afianzar los enfrentamientos entre hombres y mujeres. Es la manera que tienen de añadir una “muesca” en la culata de su particular “revolver”, cuales “pistoleros” del lejano oeste.
Lo malo es que cuando se “dispara” un “revolver” siempre hay “balas” perdidas, que impactan sobre personas ajenas al “duelo”
Cuando va a nacer un hijo, el primer problema que surge en la pareja es el del nombre que se impondrá a la criatura. Una cuestión que quienes la hayáis vivido sabéis de lo que hablo.
Como personas que hemos nacido en el seno de una familia, arrastramos junto con nuestra carga genética, un bagaje cultural, tradicional, y familiar, que no es fácil modificar, sin que se produzca un conflicto.
Es algo bastante común en nuestra Sociedad actual, pretender torcer, y cambiar, formas de vida que llevan siglos incrustadas en nuestras mentes, en el breve espacio de tiempo en que tarda de plasmarse una Ley. Y eso, siempre, genera problemas en la ciudadanía.
Ahora, cuando la mamá anuncie su estado de buena esperanza, surgen, no uno, sino dos problemas: Qué nombre se impondrá al infante; y cuál será su primer apellido. Es decir dos dilemas por el precio de uno.
Quienes tengáis hijos, conocéis la experiencia. Si es niño, se llamará como mi padre, como mi abuelo, como un primo que se fue a América. Si es niña, se llamará como la abuela, como la tía que me crió cuando era niño, y así un largo... etc. Que ambas partes ponen sobre la mesa.
Yo soy una consecuencia directa de una falta de consenso. En mi partida de bautismo figura un nombre; y en el Registro Civil (que es el que vale) tengo otro. Las diferencias no son significativas; pero, lo son.
Si los Registros Civiles pudieran hablar, se vería el gran número de nombres que se han colado “matute” sin que casi nadie se entere, hasta la hora de sacarte el DNI, que es cuando se descubre el pastel.
A partir del día treinta de junio, la cuestión se complica. Porque a diferencia del nombre del recién nacido que es algo versátil, y se puede acomodar para dar gusto a casi todo el mundo: Luis Fernando Alberto Javier… Los apellidos, no son nada dúctiles: Fernández, es Fernández; Sánchez, es Sánchez; y no hay manera de meter el cuchillo y convertir el Fernández y el Sánchez, en Fernandezsanchez.
Y como decía un amigo mío: “Ya estamos que si la abuela fuma”.
Y cómo se decide si el primer apellido del niño será el de papá o el de mamá: pues de dos formas: por las buenas, o por las malas. O sea con una bronca.
Quienes desde varias generaciones han portado con orgullo el apellido de sus ancestros, no van a renunciar, así como así, a él, y romper una tradición secular. Y cuando de mentar la “bicha” se trata, hay que andarse con mucho cuidado. Porque, todos sabemos que cuando te unes a una persona, lo haces con todas las familias; la propia, y la ajena.
Si las relaciones interfamiliares, no son fáciles; por aquello de que cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre; si echamos sal en determinadas heridas, el conflicto está asegurado.
No hay que ser demasiado imaginativo, para suponer lo que ocurrirá, cuando le digas al abuelo que el apellido que portado su familia, se perderá, a favor del primer apellido de la mujer de su hijo.
Este esperpento se puede aderezar aún más, si entramos en situaciones de segundas uniones, que ya aportan hijos. El hijo del primer matrimonio, lleva unos apellidos; y el hijo del segundo matrimonio, porta otros diferentes.

Nuestros legisladores, una vez más, se ha dejado llevar por quienes han hecho de las relaciones de pareja, un foco de permanente enfrentamiento.

martes, 23 de mayo de 2017

EL ERROR

Anoche cometí al menos dos o tres errores; y los errores se pagan.
El primer error fue, no estar a las diez de la noche en la cama, como siempre hago. ( Cosas mías, ya sabéis)
El segundo error fue no sintonizar "El tiempo" de la 1.
El tercer error, este el más grave, sintonizar "El hormiguero" de Antena 3.
En la mesa de diálogos, tres personajes, ya talluditos, a los que daba coba y lustre, el presentador.
Estos muchachos ( bueno, no tan muchachos) respondían, no sé si juntos o por separados, al nombre de "Chanante" ( No sé si se escribe así).
Unos tras otros de forma atropellada, como sucede siempre que se quiere "chupar cámara", iban soltando unas ocurrencias, acompañadas de algunas imágenes retrospectivas que reforzaban los comentarios de cada uno de ellos.
Cuando terminaros estos diálogos ( los de Platón, no) hizo su entrada en plató, un extraño espécimen con apariencia entre orangután y Hommo Sapiens. Con él comenzó el desastre.
También el extraño ser, fue entrevistado ( son cosas que pasan), para poner de manifiesto cual había su trayectoria artística y su aportación al mundillo de la "Farándula". El semihombre (se me olvidaba decir que lucía un gorrito de los que nos ponemos en fin de año; supongo que para que supiéramos que era un humanoide) nos ilustró y/o insultó emitiendo un sonido entre grito de orangután y eructo humano. Tal derroche de "arte", desató la alegría y la algazara del "respetable", que puesto en pie premió al "artista" con una cerrada ovación.
Concluido el panegírico del espécimen, salieron a la palestra los cuatro muchachotes para celebrar la traca final, y el fin de fiesta. Una fiesta que celebraba el decimoquinto aniversario de su producción estrella titula " Hay que decir más Hijo de Puta" (no sé si es exacto). Aquello prometía. Sólo el titulo abría un océano de posibilidades. Y desde luego que las abrió.
Lo lógico y natural es que cuando se celebra el aniversario de algo, se recurra a los recuerdos, bien en forma de álbum de fotos familiar, o a películas súper 8. Estando en TV lo que se usó  fue un video retrospectivo del magno acontecimiento.
Fue en este momento, cuando comencé a pagar los tres errores que he detallado al principio.
El video en cuestión comienza con dos niños, como de diez año, que se insultan de forma simultánea, Unos insultos que al autor de semejante "obra de arte" le parecen insuficientes, y conmina a los niños a que se insulten como " dios manda" (he puesto dios con minúscula para no equivocar). Aquí se alcanza el clímax de la "obra sinfónica".
El que aparece en escena, no recuerdo ahora, (supongo que por bloqueo mental) si era uno o los cuatro, les dice a los muchachos que deben decir más "Hijo de puta", que eso es un insulto como dios manda, que lo otro son mariconadas (con perdón).
¿Cuantas veces se pronuncia la frase " hay que decir más hijo de puta"? Pues no lo sé, porque no cometí el cuarto error de contarlas; pero fueron unas pocas.
Una vez que los niños desaparecen de la escena, con el mensaje claro y diáfano de que deben insultar a lo grande, llamando hijo de puta a todo aquel que se ponga por delante salen los artistas, para que el clímax "artístico" concluya en orgasmo múltiple.
No tendré el mal gusto de enlazar esta Reflexión hacia el video que reproduce tal bodrio. Quienes no me creáis, podéis hacerlo por vuestra cuenta, no es complicado.
En mi descargo sólo me queda decir, que he confesado mi pecado, me he arrepentido y que tengo propósito de la enmienda.
No más acostarse después de las diez. Si por causa de fuerza mayor debo estar levantado, nunca más sintonizaré Antena 3 cuando se emita "El Hormiguero".
Las conclusiones a las que personalmente llego cuando contemplo el grado de zafiedad, y de ordinariez en la que se encuentra inmersa nuestra Sociedad, son realmente deprimentes.
Por donde vayas, únicamente encuentras vacío intelectual, y sequedad de cerebros; cuando no, un fomento del odio y el insulto gratuito. Y como siempre hacen los “hijos de Puta” (perdón a las trabajadoras del sexo que no tienen culpa de nada), usan a los más pequeños para que su perversa simiente caiga en tierra fértil.
Aún no comprendo cómo muchos se sorprenden de lo que ocurre en nuestros centros escolares, en nuestras calles, en nuestras plazas, y en nuestras casas. Es la cosecha lógica que se recolecta cuando la semilla del mal es esparcida con profusión por las mentes más indefensas.

domingo, 21 de mayo de 2017

LOS POLOS

En nuestro Planeta Tierra, todo está polarizado. Es un Planeta bastante maniqueo. La inmensa “naranja” en la que habitamos (que no es lo mismo que vivir) está dividida en dos: Hemisferio Norte, y hemisferio Sur.
Pero si hemos de ser justos, nuestro maltrecho Planeta no es maniqueo; es el Ser Humano quien goza de esa calificación.
Desde de que se tiene conocimiento de que somos Seres Inteligentes, el Hombre ha tendido a la polarización. No sé si como resultado de las energías Positivas y Negativas que el magnetismo de la Tierra lleva consigo.
Ese maniqueísmo humano, toma “vida” en cualquiera de las acciones del Hombre.
Los del Norte, frente a los del Sur.
Lo blanco, frente a lo negro.
Lo bueno, frente a lo malo.
El Yin, frente al Yan.
Partiendo de esas enormes polarizaciones, se ha ido descendiendo en la escala, y a todo Pro, se le contrapone un Anti.
Al igual que ocurre con las fuerzas magnéticas opuestas, que se repelen; esas fuerzas opuestas, en el Hombre también se repelen, con una gran diferencia respecto a las fuerzas físicas de la Naturaleza: que estas nunca pueden unirse; sin embargo, aquellas logran fundirse mediante la confrontación, y la lucha.
Lo del Norte, gana a lo del Sur.
Lo blanco, vence a lo negro.
Lo bueno, se impone a lo malo.
O al contrario.
Mientras los resultados de las fuerzas magnéticas son inalterables, las del Hombre, son mutables.
La entrada del siglo XX de la Era Cristiana, puso de manifiesto y comenzó a realizarse una de las polarizaciones sociales más importantes: Hombres, y Mujeres.
Los años finales del siglo XX, y los de las primeras décadas del XXI, han sido de una enorme fuerza en lo que a la polarización Hombre / Mujer se refiere.
Los cambios producidos inicialmente en el estatus social de la mujer, con la consecución de importantes logros en todos los órdenes, se hicieron mediante un desarrollo, en términos generales, bastante armónico. Una armonía que en los albores del siglo XXI se ha roto. Una ruptura, más forzada que real, y que ha llevado a una situación de enfrentamiento entre ambos géneros que, en ocasiones, se traduce en tragedia.
Los que siempre gustan de pescar en las aguas revueltas, han aprovechado determinados actos de violencia para demonizar, de manera generalizada, e injusta, al varón, por el mero hecho de serlo.
Inicialmente esa dualidad tuvo un Polo positivo “El Feminismo”; al que se ha contrapuesto un Polo Negativo: “El Machismo”. Y nace un maniqueísmo exacerbado, y alimentado por quienes se han embarcado en la “cruza” de enfrentar  Hombres contra Mujeres.
Hasta nuestro ordenamiento jurídico, se ha sumado a esa campaña de culpabilizar al varón, al que se le niega, el sagrado derecho de la presunción de inocencia.
Algunos, en esa campaña de demonización del hombre, llegan a hacer afirmaciones, que si no fueran tan nefastas, serían de risa.
Hoy he leído a alguien que afirma que el “hombre, como género, tiene una deuda histórica con las mujeres”.
Según esta afirmación, el mero hecho de nacer siendo del género masculino, te convierte, desde la primera ecografía que confirma el sexo, en deudor de las mujeres. Sin que los pulmones hayan exhalado el primer soplo de aire, ya eres un “moroso” ante las personas del otro sexo.
Como siempre ocurre en los postulados de Manes, el final es la confrontación.
Quienes desde el día de su nacimiento se ven tildados de cuasi delincuentes, por el mero hecho de tener una determinada anatomía, desarrollan un rechazo interior hacía el “Polo” que les objeta de manera injusta esa cualidad.
Este tipo de polarizaciones, no salen gratis. Solamente hay que salir a la calle y ver y observar. Y si eso no fuera más que evidente, analizar los cambios de comportamiento en nuestra Sociedad.
Cuando alguien, en un medio de comunicación, se plantea la duda de “si abrir la puerta a una mujer, es machismo”, el mensaje de esa duda, está más que claro.

martes, 16 de mayo de 2017

TU, TRANQUILO

La demagogia que no cesa.
El mundo feliz, del “País de Nunca Jamás”.
Carpe Diem, con el dinero de los demás.
Hoy se ha vuelto a sacar a la palestra, el controvertido asunto de los Permisos por Paternidad. Un tema que en Bruselas, aunque no pase por allí el Guadiana, sale a la superficie cada cierto tiempo.
A rebufo de estas iniciativas, ya han surgido Plataformas (será por plataformas) para defender y reivindicar este "Derecho", con los argumentos más peregrinos. Uno de ellos es  que: Con el permiso de paternidad, se fortalecen los vínculos del padre con el hijo.
Defender el asunto del Permiso por Paternidad, argumentando que es para fortalecer los vínculos del padre con los hijos, en mi opinión, tiene poca consistencia.
Un recién nacido, por lo menos hasta ahora era así, tiene unas actividades con las que es muy difícil fortalecer vínculos. Duerme, come, excreta, llora. Duerme, come, excreta, llora. Ese es su “plan” de vida.
He buscado un hueco por donde meter el fortalecimiento de los vínculos paternales, y no lo he logrado.
Ya dije en otra ocasión que los defensores de estas interesantes teorías, lo que hacen es tirar con "pólvora del rey"; algo, por otro lado, que está muy de moda últimamente.
Es la Sociedad del: "Tú, tranquilo".
Si terminas el Bachillerato sin saber hacer la "O" con un canuto: "Tú, tranquilo". Te aprobamos.
Si quieres entrar en la Universidad, sin saber las "cuatro reglas": Tú, tranquilo". Te aprobamos.
Si a los treinta sigues viviendo en casa de tus padres: Tú, tranquilo. Te mantenemos.
Si a los treinta y cinco sigues sin dar un palo al agua: Tú, tranquilo. Te daremos una Renta Básica, para ir tirando.
Hasta que llegue un día, en el que no haya manera de "tranquilizar" a los muchachos, y se estampanen contra la pared de la realidad.
Alguien debería decir a los "sabios" de Bruselas, cómo es el Mercado de Trabajo en España.
Que las empresas del IBEX 35, como su propio nombre indica, son treinta y cinco; y que tampoco en ellas se atan los perros con longaniza.
Que existe una figura denominada Trabajador Autónomo; que si no trabaja, no come.
Que existen miles de trabajadores con contratos temporales, que no pueden pedir un permiso de cuatro meses por paternidad, porque sus contratos, en muchos casos, duran menos.
Que incluso en la Función Pública, existe la figura del Interino, un eufemismo usado desde hace décadas para enmascarar lo que son contratos de trabajo precarios.
Es irresponsable, en mi opinión, crear expectativas imposibles de realizar, con el único objeto de contentar a unos Grupos Políticos que llevan por bandera lo imposible. Que engañan a los ciudadanos ofreciéndoles un Mundo Feliz, que nunca se conseguirá; salvo para unos pocos que conseguirán dinero, privilegios, y gabelas de todo tipo, que soportarán las espaldas de unos incautos.
No es posible el País de Nunca Jamás". Peter Pan es un personaje creado por James Matthew Barrie para fantasear con lo bella que es la vida siendo niño.
Todos recordamos nuestra infancia como los momentos más felices de nuestras vidas. Sus recuerdos, permanecen en nuestra memoria hasta el fin de nuestros, días. Una etapa de nuestra vida, la niñez, en la que todos quisiéramos permanecer anclados hasta la eternidad. Sin embargo, la Vida no es un cuento de James Matthew Barrie. La vida no es ningún cuento. En el mejor de los casos la Vida, es una Tragicomedia.
Aún recuerdo las palabras que mis padres me decían en los años de infancia y adolescencia. Esos momentos de la vida, en los que nos encaprichamos con todo lo que vemos, y deseamos.
Si algo les pedía fuera de “contexto”, siempre me repetían la misma frase: “Hijo, tú te crees que el dinero no cae por un tubo desde el tejado”.
Esta expresión, u otras del mismo tenor, eran repetidas en todos los hogares de los Hombres de mi generación. Y en esos años de formación de la personalidad, íbamos todos aprendiendo una lección cada día. Ana de esas lecciones, era que nada se consigue sin esfuerzo y sin trabajo.
Que la vida no es un capricho, que otros nos pagarán.
En términos menos elegantes; pero, no por ello menos definitorio de la realidad, se usaba, y se usa la expresión: “El que quiera peces, que se moje el culo”
  

Las Directivas Comunitarias, no pueden ser una prolongación de la obra de James Matthew Barrie; porque los Hombres no somos Peter Pan.

viernes, 5 de mayo de 2017

TENDENCIAS

El Hombre, desde que vive en Sociedad, ha querido ser diferente; distinguirse de los demás con elementos, o comportamientos, que no son de uso común. Es lo que siempre se han denominado modas; y en nuestros días, se les suele denominar tendencias. Es lo mismo, pero con diferente palabra.
En cada época de la Historia, la moda ha ido cambiando a medida que la Sociedad cambiaba, aunque más lógico sería decir que la Sociedad cambia, porque las modas cambian.
Las modas o tendencias, nacen de la necesidad que antes apuntaba de ser diferentes, y también por una inclinación a no verse siempre igual.
Lejos quedaron aquellos años de vestir con colores oscuros, impuestos por la Sociedad, y por el culto a los muertos, que en determinadas comunidades rurales, hacía que las mujeres pasaran años vistiendo de negro.
La Mujer, por regla general, ha sido la gran impulsora del Cambio Social en muchos órdenes de la Vida. Un cambio que se inició siendo puramente estético; pero, que a finales del siglo XIX y comienzos del XX, hasta nuestros días, ha evolucionada hacia aspectos mucho más esenciales del Comportamiento Social, y el alcance de Derechos que como persona, antes le estaban vedados.
Quizás el más importante, y significativo, haya sido  su incorporación al Mundo del Trabajo de manera generalizada; un hecho que ha cambiado la tradicional concepción de la familia, el matrimonio, y la maternidad.
Y es en este aspecto, el de la maternidad, en el que quiero fijar mi atención; por ser, en mi opinión, uno de los cambios que más trascendencia tiene en nuestra Sociedad.
Ser madre ha sido, históricamente, y de manera generaliza, el mayor deseo de una mujer. La maternidad era considerada el fin último que una mujer tenía en su desarrollo vital.
Ser madre era no sólo una necesidad social y económica; sino, una cuasi obligación moral.
La madre era la encargada de traer hijos al mundo para que sirvieran de reemplazo a las generaciones pasadas, y tomar el relevo de ellas, en cuanto al sostenimiento de la familia se refería.
Las altas tasas de mortalidad infantil, y la baja esperanza de vida, obligaban a que el proceso de reposición fuera alto e ininterrumpido, mientras la mujer se encontrara en estado de fertilidad.
Concluido el proceso de reposición de la población tras la Segunda Guerra mundial; la menor tasa de mortalidad, y una mayor esperanza de vida, se tradujo en un cambio radical de la Sociedad Europea, y Occidental en general.
La tasa de reposición bajó a niveles que, en algunos países, España incluida, han llegado a ser negativos. Lo que significa que se producen más defunciones, que nacimientos.
Al fenómeno del retraso en la primera maternidad de la mujer, que en España se haya en una media de 30 años, se ha unido una nueva moda o tendencia en la mujer española, que es la renuncia voluntaria a la maternidad.
Una renuncia que, siendo legítima y dentro de la libertad individual, sobre lo que nada tengo que decir, tiene unas importantes consecuencias desde el punto de vista de la Sociedad en su conjunto, y de las personas que toman esa decisión en particular.
Las consecuencias que he indicado en segundo lugar, supongo que han sido valoradas, y aceptadas las carencias que una no maternidad voluntaria conlleva.
Las consecuencias generales, desde el punto de vista de una Comunidad de personas, de estas decisiones, si se plasman en un mayor arraigo, pueden ser letales para las generaciones presentes, y futuras.
El envejecimiento de la población, sin una tasa de reposición mínima, es la muerte de esa Sociedad como tal, y en consecuencia a su extinción.
Desde el punto de vista físico, esta extinción tardará en producirse; pero, no tanto como pensamos. Es en el ámbito de la Economía donde el daño se producirá con mayor antelación. Un daño que puede estarse produciendo ya, aunque muchos lo quieran ver.
Sin jóvenes que trabajen, ¿quién sostendrá a las capas de población más envejecida? ¿Quién generará los recursos necesarios para su cuidado, y mantenimiento? ¿Dónde se encontrará un brazo joven, y fuerte sobre el que apoyarse en la vejez?
El Hombre, en toda Sociedad, no es sólo una persona; es un elemento esencial para la pervivencia de la especie, y  del Grupo Social al que pertenece. Si ese elemento esencial desaparece, la Comunidad de personas, desaparecerá también de manera inexorable.
Más de uno de vosotros, si ha llegado hasta aquí en la lectura de esta Reflexión, estaréis esbozando una sonrisa, y pensando en lo catastrofista que soy. Ojalá tengáis razón.
Cerrad vuestros ojos, y tratad de reproducir el escenario, ya real, que se os plantearía en vuestra vida, si la tendencia a renunciar a la maternidad se generalizara.
No hablo de la ausencia de un hijo que en los últimos momentos de la  vida, nos dé sosiego, y un tanto de felicidad en el último tránsito, rodeado tal vez de nietos. Eso, supongo que se valoró en su momento.
Me refiero a que no existirá nadie que empuje la camilla en la que te encuentres postrado; tampoco un médico que te asista, ni una enfermera que te consuele. Ola vida se nos ira de las manos, sin que nadie acuda en nuestro auxilio; por la sencilla razón de que no habrán nacido.
Retorcemos en extremo las Leyes de la Naturaleza. Unas Leyes que, a diferencia de las que rigen los destinos de los Hombres, no son interpretadas por un juez. Las Leyes del Universo, son inmutables.
Una Ley inmutable es la que establece que toda especie existente en el globo terráqueo está sometida a un ciclo biológico inalterable: Nacer, reproducirse, y morir.
Ese ciclo debe completarse. Si uno de los pasos no se realiza, la especie se extingue. No hay alternativa. Dónde digo especie, en el caso concreto que analizo, quiero decir Comunidad de Individuos Organizados, en un entorno geográfico determinado.

Sin embargo, siempre se puede encontrar la luz al final del túnel. La propia volubilidad del Hombre, será la luz que esclarezca la oscuridad.