Dice un sabio proverbio: "El Hombre, es el único animal que
tropieza dos veces con la misma piedra". Una frase que es refrendada por
la realidad a cada momento.
Si ese Hombre al que se refiere el dicho señalado es un español,
el tropiezo se convierte en batacazo permanente.
La enorme "piedra" sobre la que, de continuo, tropieza
el español es su Sistema de Enseñanza. Un sistema de Enseñanza maltrecho y
vapuleado por unos gobiernos, nacionales y autonómicos, que lo utilizan en su
propio beneficio político sin importarles las consecuencias.
Superado, con creces, el Capítulo Tercero de la Constitución, en
su literalidad y en su espíritu, su desarrollo normativo ha supuesto echar un
bidón de gasolina sobre la "fogata".
Ese desarrollo, que culminó con la transferencia en materia de
Enseñanza a las Comunidades Autónomas, supuso el caos total del Sistema
Nacional de Enseñanza.
Surgieron, como níscalos en otoño, diecisiete Sistemas diferentes
de Enseñanza a cual más estrafalario, endogámico y excluyente. Unos Sistemas
que se basan en que el mundo nace y termina en la Comunidad Autónoma.
Se enseña la Historia y la arquitectura del último villorrio de la
Comunidad; pero, el alumno desconoce que existe el rio Tajo.
No existe otra Historia que la referida al lar del que dependa;
Historia que se manipula, tergiversa, y cambia, a golpe de profesorado afecto a
la causa, para de demostrar la "grandeza" de la Comunidad.
El resultado está a la vista; siempre, claro está, que se quiera
mirar.
Mientras escribo estas líneas, viene a mi memoria una anécdota,
triste por otra parte, ocurrida en un programa de TV. Un joven ARQUITECTO fue
preguntado por el lugar donde desemboca el rio Tajo. Tras muchas cuitas y
dudas, el joven, de entre las diferentes opciones que se le ofrecían, eligió la
de la ciudad de MÓSTOLES. Esa ignorancia, de un titulado superior español, me
impactó de tal manera que no he podido olvidarla.
Tras un año sin gobierno, formado el nuevo, tras no pocos
desencuentros entre unos y otros, en minoría; sus Señorías han excretado su
primera resolución en forma de consenso, sobre, cómo no, la Enseñanza.
La pobre Cenicienta, volvía a ser, una vez más, vilipendiada por
la madrastra y sus perversas hijas.
Los humores que nuestros diputados han sacado de sus entrañas han
sido sencillamente purulentos: La voluntariedad de la Revalida, y la
disminución del nivel de exigencia de otras pruebas.
Es la primera vez en la Historia de la Humanidad que se promulga
una Ley, o se modifica la anterior que para el caso es lo mismo, en la que el
ciudadano elige si la cumple o no la cumple. Pero, todo sea por el consenso.
La Revalida ha sido en los últimos tiempos piedra arrojadiza de
unos contra otros, con lo que ello conlleva de desorden y desconcierto en
alumnos, padres, y profesores; sin embargo, todo ha sido solucionado con el
Consenso que ha concluido con un: " Que cada cual haga lo que le dé la
gana".
A nadie en su sano juicio se le ocurriría semejante barbaridad;
pero; ¿quién ha dicho que nuestros diputados tengan juicio, y mucho menos sano?
Algo tiene todo esto de "positivo": A la Universidad
podrá acceder hasta el burro de mi pueblo.
Lograremos un ratio de "aprobados" jamás logrado en
ningún país del Orbe: el 100%.
Si nuestros jóvenes se encuentran desconcertados, desorientados,
sin alicientes para encauzar sus vidas que les preparen para un futuro lleno de
dificultades; el consenso, les dará la "puntilla".
No hay peor ciego que el que no quiere ver; ni peor guía que un
"avestruz".
También es sabido que es imposible recoger toda el agua derramada,
y nuestra Sociedad está derramando por el sumidero la savia nueva de nuestra
Juventud.
Ellos y la Historia se lo demandarán; pero, el refranero español,
fiel reflejo de nuestra peculiar idiosincrasia, tiene respuestas para todo:
" El que venga detrás que arree". Dice un sabio proverbio: "El Hombre, es el único animal que
tropieza dos veces con la misma piedra". Una frase que es refrendada por
la realidad a cada momento.
Si ese Hombre al que se refiere el dicho señalado es un español,
el tropiezo se convierte en batacazo permanente.
La enorme "piedra" sobre la que, de continuo, tropieza
el español es su Sistema de Enseñanza. Un sistema de Enseñanza maltrecho y
vapuleado por unos gobiernos, nacionales y autonómicos, que lo utilizan en su
propio beneficio político sin importarles las consecuencias.
Superado, con creces, el Capítulo Tercero de la Constitución, en
su literalidad y en su espíritu, su desarrollo normativo ha supuesto echar un
bidón de gasolina sobre la "fogata".
Ese desarrollo, que culminó con la transferencia en materia de
Enseñanza a las Comunidades Autónomas, supuso el caos total del Sistema
Nacional de Enseñanza.
Surgieron, como níscalos en otoño, diecisiete Sistemas diferentes
de Enseñanza a cual más estrafalario, endogámico y excluyente. Unos Sistemas
que se basan en que el mundo nace y termina en la Comunidad Autónoma.
Se enseña la Historia y la arquitectura del último villorrio de la
Comunidad; pero, el alumno desconoce que existe el rio Tajo.
No existe otra Historia que la referida al lar del que dependa;
Historia que se manipula, tergiversa, y cambia, a golpe de profesorado afecto a
la causa, para de demostrar la "grandeza" de la Comunidad.
El resultado está a la vista; siempre, claro está, que se quiera
mirar.
Mientras escribo estas líneas, viene a mi memoria una anécdota,
triste por otra parte, ocurrida en un programa de TV. Un joven ARQUITECTO fue
preguntado por el lugar donde desemboca el rio Tajo. Tras muchas cuitas y
dudas, el joven, de entre las diferentes opciones que se le ofrecían, eligió la
de la ciudad de MÓSTOLES. Esa ignorancia, de un titulado superior español, me
impactó de tal manera que no he podido olvidarla.
Tras un año sin gobierno, formado el nuevo, tras no pocos
desencuentros entre unos y otros, en minoría; sus Señorías han excretado su
primera resolución en forma de consenso, sobre, cómo no, la Enseñanza.
La pobre Cenicienta, volvía a ser, una vez más, vilipendiada por
la madrastra y sus perversas hijas.
Los humores que nuestros diputados han sacado de sus entrañas han
sido sencillamente purulentos: La voluntariedad de la Revalida, y la
disminución del nivel de exigencia de otras pruebas.
Es la primera vez en la Historia de la Humanidad que se promulga
una Ley, o se modifica la anterior que para el caso es lo mismo, en la que el
ciudadano elige si la cumple o no la cumple. Pero, todo sea por el consenso.
La Revalida ha sido en los últimos tiempos piedra arrojadiza de
unos contra otros, con lo que ello conlleva de desorden y desconcierto en
alumnos, padres, y profesores; sin embargo, todo ha sido solucionado con el
Consenso que ha concluido con un: " Que cada cual haga lo que le dé la
gana".
A nadie en su sano juicio se le ocurriría semejante barbaridad;
pero; ¿quién ha dicho que nuestros diputados tengan juicio, y mucho menos sano?
Algo tiene todo esto de "positivo": A la Universidad
podrá acceder hasta el burro de mi pueblo.
Lograremos un ratio de "aprobados" jamás logrado en
ningún país del Orbe: el 100%.
Si nuestros jóvenes se encuentran desconcertados, desorientados,
sin alicientes para encauzar sus vidas que les preparen para un futuro lleno de
dificultades; el consenso, les dará la "puntilla".
No hay peor ciego que el que no quiere ver; ni peor guía que un
"avestruz".
También es sabido que es imposible recoger toda el agua derramada,
y nuestra Sociedad está derramando por el sumidero la savia nueva de nuestra
Juventud.
Ellos y la Historia se lo demandarán; pero, el refranero español,
fiel reflejo de nuestra peculiar idiosincrasia, tiene respuestas para todo:
" El que venga detrás que arree".