
Como cada año, fieles a la cita navideña, han llegado los descerebrados; esa especie de engendro humanoide que últimamente menudea más de lo deseable.
Fieles a sus costumbres, arremeten, como cada temporada, contra ese "grave peligro" que son los belenes callejeros.
Unos arremeten contra ellos ,no sólo prohibiendo; sino, que le añaden su ingrediente de ofensa, para que se note bien que su cerebro está vacío, y bien vacío.
Algunos de esos acefálicos se agarran a la tan traída y llevada aconfesionalidad del Estado, y a lo que aún es más ridículo: la posible ofensa a otras religiones, para justificar su patraña; una de las más grandes gilipolleces que se han escuchado,y leído. Porque, los mismos gobernantes que declaran esa características del Estado, celebran el nacimiento de Jesucristo, declarando fiesta nacional el día de la Navidad. Nombre que deriva del latín Nativitas, que significa nacimiento de un nuevo ser. Por lo que no caben escapatorias semánticas, ni de las otras.
Se puede ser descerebrado (no había cerebros para todos); pero, si además eres imbécil, la cosa toma, entonces, tintes de gravedad.
La falta de cerebro se puede suplir, si se encuentra uno en Amazón, en buen estado, y a buen precio,aunque sea de segunda mano; pero,... la imbecilidad, esa, no hay quien la cure.
Que la Navidad ha perdido buena parte de su sentido religioso, es algo que pocos niegan; pero, por encima de todo ello, queda lo que es la esencia de la Cultura, y la tradición. Una Cultura que,por mucho que les pese, pervive, y goza de buena salud.
Esa salud, en lo que se refiere a los ciudadanos, es cada año más saludable ( valga la redundancia); porque, cada nuevo mes de noviembre, sus vidas se fijan un objetivo que es, la Navidad. Una palabra que con los años ha tomado muchas connotaciones; pero, que ha mantenido las que fueron su origen.
La Navidad es la personificación de los valores esenciales del cristianismo; unos valores que se fundan en el amor, y el perdón. Con esas dos simples palabras, se ha podido construir una manera de entender la vida, durante dos mil años.
Nunca en la historia de la humanidad, con tan pocos "mimbres", se hicieron tantos "cestos". Dos simples varas: amor, y perdón, han sido suficientes.
El gran problema de los ignorantes, es que confunden Iglesia, con fe y creencias; algo que, el denominado pueblo llano, sabe distinguir perfectamente.
Quienes atacan a los belenes, en realidad pretenden atacar a la Iglesia Católica; y de ahí se deriva su fracaso ante la sociedad en general.
Gracias a que hace siglos los españoles nos comenzamos a reunir entorno a un humilde paritorio, representado en cada hogar de España por medio de un belén; hoy, en pleno siglo XXI, las personas nos seguimos reuniendo; y, cantando y bailando, olvidamos,por unos momentos, nuestra grandes, o pequeñas, rencillas.
Hasta en ese mundo tan prosaico,y materialista, como es la empresa, la Navidad permite que, jefes y empleados, cuelguen por unas horas sus "galones", y, coman, e incluso se emborrachen, juntos. El lunes todo será igual; pero, algo bueno deben tener esas reuniones, porque cada año son más. Tuvieron su breve caída por causas de la crisis; pero, en cuanto las aguas se calmaron, vuelven con fuerza.
Esos encuentros se podrían celebrar en otras fechas; pero, se hacen en Navidad; porque, el peso de la Cultura, y las tradiciones, es más fuerte que lo que diga la Carta Magna, o lo que pretendan imponer, "manu militari", esos descerebradillos que nos gobiernan.
Las pautas internalizadas por una colectividad para enfrentarse con los problemas cotidianos de la vida y de la muerte, son las que mueven a los pueblos.
Y al igual que las coplas que, cuando las canta el pueblo, ya nadie conoce su autor; las tradiciones, los usos, y las costumbres, de media humanidad, no las pueden cambiar unos pocos gerifaltillos de tres al cuarto que, así, piensan que son poderosos, y que doblegarán la voluntad de millones de personas.
Unas fotos en un periódico; unas burdas palabras para justificar sus actos, no cambian absolutamente nada.
Que media humanidad está equivocada; es posible;pero, no probable.
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