martes, 9 de enero de 2018

LA EXTRAÑA AUSENCIA

Por razones que no vienen al caso, estas Navidades he visto más televisión de lo que acostumbro; razón por la que he recibido toda una lluvia de mensajes publicitarios, de todo tipo.
No le he dado mayor importancia que la de manifestar mi hartazgo por la incesante aparición en la pantalla de spot anunciando miles de colonias (debemos oler todos muy mal), y de todo tipo de artilugios electrónicos.
El último día pre Reyes de esta Marabunta publicitaria, mi mujer me ha hecho una pregunta que me ha dejado descolocado. Me ha dicho:
-          ¿No has notado que casi no hay anuncios de juguetes?
He de reconocer que la observación de mi esposa me ha pillado con el paso cambiado, y de inmediato no he sabido qué responder.
He realizado un rápido recorrido retrospectivo mental sobre lo visionado durante estos días, y me constatado que la reflexión de mi mujer era más que atinada; porque, en efecto de entre los “misiles” lanzados por las “Baterías publicitarias” estaban cargados con juguetes.
Los emitidos lo hacían de manera genérica, sin concretar, como tradicionalmente se hacía en esta muñeca, aquel muñeco de un héroe de comics. Ni siquiera de los socorridos juegos de mesa.
Constatada, al menos en nuestra percepción, esa realidad; era llegado el momento de someter a análisis esta circunstancia.
La primera idea que me vino a la mente fue el pensar que ese tipo de Publicidad se emitía, sólo en las cadenas de programación infantil. Algo que no puede aseverar, pues por obvias razones no las sintonizo.
La segunda duda que me surge es otra pregunta. Hasta una determinada edad los niños reciben los juguetes que les gustan a los padres, y que les parecen más apropiados y divertidos para sus hijos. Por lo que este potencial comprador debería ser inducido en las cadenas generalistas.
La tercera opción pasa por considerar un cambio de estrategia comercial en los fabricantes y vendedores de juguetes que ante la no referencia paternal de qué juguete comprar deba ir a las tiendas y Centros Comerciales para decidir que juguete adquirir.
Pero ¿por qué este cambio de estrategia comercial, de ser esa la razón?
Al no saber las razones últimas de esta teórica decisión debo recurrir a la especulación; no es un método muy riguroso, pero es el único que tengo.
No sería de extrañar que los grandes fabricantes y distribuidores de la Industria del juguete, hayan decidido alejarse la polémica surgida sobre la “sexualidad” o mejor dicho de la “asexualidad del juego”.
La ya vieja polémica de la igualdad ha llegado también al mundo de la infancia. Los tradicionales roles en materia de juegos infantiles han sido forzados a ser alterados para que niños y niñas no se vean “marcados” de por vida, según los juegos infantiles con los que se diviertan.
Nadie quiere correr el riesgo de verse vapuleado en los Medios de Comunicación por hacer un anuncio de muñecas en los que los artífices del juego sean niñas. Ni tampoco ser tildados de extravagantes por poner a un niño jugando con las muñecas.
Sensu contrario ocurre lo mismo. Publicitar un Scalextric, en cuyo juego sólo participen niños, no tardaría en ser tildado de “machista” a los pocos segundos.
Ni que decir tiene que, a ningún fabricante de juguetes, en su sano juicio, se le ocurriría publicitar juguetes bélicos.
La solución, en mi opinión, ha sido la asepsia publicitaria huyendo de las polémicas, y realizando una publicidad genérica del juguete:
-          “En el Coste Inglés tenemos la mayor variedad de juguetes para los Reyes Magos”
-          “En los Centros Comerciales de Carrefour los Reyes Magos encontrarán los mejores precios en los juguetes con descuentos de hasta el 40%”
De esta inteligente manera se quedan fuera de la absurda polémica sexista que se ha generado de manera artificial e interesada en nuestra Sociedad.
Como se dice coloquialmente, sitúan la pelota en el tejado de los padres, tíos y abuelos, para que sean ellos los que decidan si el niño juega con una muñeca o con un Scalextric.
La franja de edad en la que los niños juegan con juguetes (valga la redundancia)  ha quedado reducida de manera drástica; pues no existe el que podríamos denominar “Juguete intermedio”.
En nuestro siglo se salta directamente de las muñecas o el Scalextric al teléfono móvil o la video consola; o cualquiera de los múltiples artilugios que inundan nuestras vidas.
¿Tenía razón mi mujer cuando me hizo tan sutil observación?
Realizado el análisis de la cuestión, concluyo que sí, que ella tenía razón.


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