martes, 23 de enero de 2018

PENSIONES

Ríos de tinta recorren estos días la geografía española tratando del tema de las Pensiones.
La subida establecida en la Ley de un 0,25% ha desatado las iras de los pensionistas, y de los que no lo son.
En este rio revuelto muchos lanzan el sedal, debidamente cebado, para tratar de pescar alguno de los nueve millones de pececillos que nadan en el estanque patrio.
El elenco de situaciones personales en este asunto es tan variado como individuos perciben esa prestación.
Hay que remontarse muchos años atrás para encontrar el origen de nuestro Sistema de Pensiones. Un Sistema que, a pesar de las múltiples críticas, ha funcionado razonablemente bien; y en el que se ha colado no poco de la picaresca española.
El Sistema surgió con un ideario bastante paternalista, que no dejaba a nadie sin un ingreso mínimo con el que subsistir.
No pocas viudas recibían un complemento a la escasa pensión que recibían. Una pensión que era escasa porque el marido no había realizado las cotizaciones mínimas necesarias para dejar a su viuda un mediano pasar.
Allá por el año 1986, se hizo una primera “criba” para determinar si aquellos complementos de pensiones eran realmente necesarios para el sostenimiento de sus perceptores.
Se cruzaron datos bancarios, y datos catastrales, y aparecieron bajo las “las alfombras” un buen número de beneficiarios que no precisaban ese complemento para su subsistencia. Algo que enojó, y no poco, a los afectados; que se vieron en la obligación de devolver las cantidades injustamente recibidas.
Pocos fueron los que renunciaron a esos complementos que hoy denominaríamos “Pensiones no contributivas”; y durante años estuvieron drenando las arcas de la Seguridad Social sin ningún reparo.
Otra fuente de la “picaresca” consistió en ocultar a la Seg. Social, y a la entidad Bancaria pagadora, el hecho del fallecimiento de un pensionista, y continuar, sus allegados, cobrando los importes durante muchos años.
Se puso en marcha la denominada “Fe de Vida”. Una declaración jurada del perceptor en el que acreditaba estar vivo. Un documento que era tan fácil de falsificar que un niño lo haría.
No pocos millones se estafaron a la Seguridad Social por este método, hasta que esta se dio cuenta de que tenía un arma infalible para no hacerse cargo de esos desfalcos. Obligó a las entidades pagadoras de las Pensiones a hacerse cargo de las practicas fraudulentas, y ser ellas las que se encargaran de recuperarlas; algo, en la práctica, bastante complicado.
La informatización de los Registros Civiles puso, casi, cierre a esta práctica; pues el óbito es informado inmediatamente a diferentes organismos oficiales, como son la propia Seguridad Social, o la Agencia Tributaria.
A pesar de los muchos detractores que en los últimos tiempos han surgido contra este Organismo, es, seguramente, junto con la Agencia Tributaria, el mejor gestionado del Estado español.
Y no es sólo el mejor gestionado; sino que el sistema por el que se rige, es el más justo de todos. Y que a todos trata por igual. No existe en su reglamentación, ningún hecho que discrimine a ningún español, respecto de otros.
¿Por qué razón algunos, o muchos, se tiran a degüello sobre ella?
Por dos razones principales. Una presunta ignorancia, con bastante carga de hipocresía; y los “pescadores” que revuelven las aguas para echar sus “cañas”.
Las presuntas injusticias que se cometen, entre unos ciudadanos y otros, no surgen en el seno del Sistema de Pensiones. Nacen fuera de él.
Quizás el hecho que más “Chispas” hace saltar, es el trato que en esta materia se da a ciertos miembros de la Clase Política. Pero, eso no es achacable al Sistema; porque no es una normativa que surge de ella. Nace en el Legislativo, que es el máximo órgano de representación de los españoles.
Si nuestro Sistema de Pensiones está atravesando por situaciones de dificultad, no es algo derivado de una mala gestión. Las razones hay que buscarlas en el contexto general de la economía, por un lado; y en la modificación de la pirámide de población española. Pirámide que se ha modificado por el aumento en la esperanza de vida de los perceptores de una pensión.  A todo esto se han de sumar las nuevas cargas que se han imputado a los fondos de la Seg. Social, sin que esas cantidades se hayan previamente dotado.
Otro tema controvertido es el de las enormes diferencias que existen entre las percepciones de unos pensionistas, y otros.
Este asunto, tampoco es imputable al Sistema; porque su origen, también, está fuera de su ámbito de actuación.
Las diferencias de los importes de las pensiones nacen durante la vida laboral de los trabajadores. Una vida laboral con una casuística casi infinita; y en la que tienen mucho que ver la manera en la que se han percibido los salarios. Algo que es un factor determinante en las cantidades a cobrar en el momento de la Jubilación.
Pocos son los sectores de la actividad económica en el que no haya imperado la picaresca como forma de remuneración. Una picaresca que todos consentían, y no pocos se jactaban de ella. El método es de todos conocidos: poco sueldo oficial, para no pagar cotizaciones ni impuestos, y una buena parte en “negro”, de la que no se contribuía para garantizar el futuro.
Al final del trayecto aparece la cruda realidad: hemos sido cigarras, en lugar de ser hormigas.


lunes, 15 de enero de 2018

MAQUETOS, CHARNEGOS, Y…

Allá por los años cincuenta del pasado siglo, concluida en España la denominada etapa de la “Postguerra”, la situación económica de la mayoría del país era extraordinariamente difícil de sobrellevar.
Extensas zonas del país, profundamente ruralizadas, presentaban escasas posibilidades de salir de la miseria en la que se encontraban.
Sólo unas pocas regiones daban signos de comenzar una incipiente recuperación, y un desarrollo industrial digno de tal denominación.
Mientras, en zonas como Andalucía, Castilla, o Extremadura la agricultura, y una escasa ganadería, eran las fuentes de riqueza. Un agro pobre, descapitalizado, y carente de mecanización, únicamente generaba hambre y miseria. En ellas no había futuro, ni para los padres, ni para los hijos.
Con sus rostros marcados por la miseria y el duro trabajo de sol a sol; con sus manos encallecidas de labrar la tierra de otros; y en su inmensa mayoría analfabetos; no tuvieron otra opción que meter sus escasas pertenencias en las maletas de cartón, y subir al duro tren de emigración.
Cuatro fueron los destinos principales a los que se dirigieron esas denominadas sociológicamente “corrientes migratorias”. Europa, Cataluña, Vascongadas, y la capital de España.
Cada uno de esos destinos iba a presentar unas características diferentes a las que tuvieron que enfrentarse los hombres y mujeres que dirigieron sus destinos hacia ellos.
Quienes eligieron cruzar los Pirineos tuvieron que desafiar múltiples dificultades para las que no estaban preparados. Diferentes culturas, idiomas imposibles de entender, y hasta religiones distintas a la que habían conocido desde su infancia. Y como corolario de todo ello, el ser tratados como burros de carga en no pocas ocasiones, con el rechazo de los oriundos de los países en los que recalaron.
Quienes prefirieron no abandonar nuestra tierra caminaron con sus hatillos hasta Cataluña, Vascongadas, y Madrid, en la creencia de que al estar en España su suerte sería diferente a la que les esperaba a los que cruzaron el macizo montañoso.
Pronto se dieron cuenta de que su situación no iba a distar mucho de la sufrida en Alemania, o en Suiza.
Quienes bajaron de los trenes en las Vascongadas, o Cataluña comenzaron a saber que la vida no les iba a ser nada fácil. Pronto fueron “marcados” para ser diferenciados de los lugareños de ambas zonas. A unos les asignaron el calificativo de” Maquetos y los otros les sellaron con el apelativo de “Charnegos”. En ambos casos la traducción popular de ambos vocablos era la de “Los parias”.
Aquel viaje, que era un viaje sin retorno, definió de manera, casi cruel, la deriva social de los emigrantes. No existía más solución que llevar a cabo un proceso de acercamiento y simbiosis para intentar borrar de sus espaldas el Sambenito” de “Maqueto” o de “Charnego”.
Se imponía con urgencia la adaptación al medio. Integrarse en el grupo social que les rechazaba, y que en buena media les había recluido en una clase de “ghetos en los que desarrollaban sus vidas.
Los más mayores se resignaron a no perder sus señas de identidad, y mataban la nostalgia de sus lares, con la creación de las denominadas “Casas de…” Allí, entre gazpachos, y manzanillas; paellas, y tortillas de patata trataban de mantener vivas las esencias de su tierra, a la espera de que llegara el día, si la fortuna les sonreía, de regresar a la tierra que años antes los vio partir.
Pero sus hijos, tenían una visión muy diferente de lo que debía ser su futuro. Avergonzados de sus orígenes, renegaron de ellos, y de toda la estirpe que eran sus señas de identidad como grupo étnico y social.
Con los más “fuertes abrasivos” que había en el mercado, restregaron cuerpos y mentes para borrar el más minúsculo vestigio de delataran sus orígenes; y así “limpios del “Pelo de la Dehesa” se presentaron ante la Burguesía dominante dispuestos a ser sus “Meretrices” para lo que quisieran mandar.
Y esa “Burguesía dominante” nunca saciable de dinero y de poder, fingió acogerles en su seno, dando palmadas en el hombro a los nuevos Jordis, Pere; o Mercé; los Patxi. o las Izaskun
Mordido el anzuelo, las “nuevas tropas” de la “Burguesía dominante” fueron debidamente reeducadas. Un nuevo idioma, y una nueva historia debidamente aderezada con ignominias de todos los colores, determinaron la conciencia de los que, sin ellos saberlo, seguían siendo “Charnegos” y “Maquetos”.
Mejor suerte tuvieron los que recalaron en la capital de España. Cuando se bajaron del tren, nadie colgó en sus espaldas ninguna clase de Sambenito; nadie les apartó de sus maneras de vivir; nadie les dijo qué idioma tenían que hablar; y por supuesto nada les obligo a tener que renegar de la tierra de la que provenían.
No tuvieron necesidad de realizar ningún proceso simbiótico para poder desarrollar sus vidas. Sus hijos y sus nietos pudieron seguir llamándose Paco, Manuel, o Ernestina.
Nunca de sus labios salieron palabras de desprecio y odio hacia aquellos que no eran de Madrid. Porque de Madrid, no hay nadie. En Madrid, no se odia. En Madrid nadie dice que los españoles les robamos. En Madrid, hay mucha gente; demasiada para mí; pero Madrid no ha rechazado a nadie por ser de Jaén, de Sevilla, de Cáceres, o de Badajoz. Ni les ha obligado a rotular en sus pequeños negocios de otra manera que no fuera la que ellos quisieran.
 “Casa Juana: comidas caseras”.
Nadie le denuncia por poner a su taberna el nombre de la abuela que se quedó en Córdoba.
Porque en Madrid, no hay más hecho diferencial que el ser guapo, feo, alto, o bajo. Ser del Real Madrid, o del Atlético, es a lo más diferencial que se llega.











domingo, 14 de enero de 2018

NEPOTISMO

Nepotismo, clientelismo, amiguismo, enchufismo; son diferentes maneras de denominar un mismo hecho:” Ganar adeptos por el estómago”, que da como resultado la generación de una clase social denominada popularmente como:” Estómagos agradecidos”.
Desde que el hombre vive en grupos más o menos organizados, el deseo de Poder ha sido una de sus señas de identidad. Para ejercer el Poder es imprescindible contar con un número significativo de seguidores, algo que se obtiene por tres vías: el miedo, la persuasión, o el estómago.
Ningún Sistema Político está libre de este hecho. Tampoco nuestra tan cacareada Democracia, que mantiene en su interior las mismas lacras que cualquier régimen dictatorial.
Nuestra vieja nación no es ni mucho menos una excepción; y me atrevería a decir, que se puede encontrar entre los primeros puestos en los que con mayor intensidad se produce el Nepotismo.
El denominado Estado de las Autonomías, no difiere mucho de aquel sistema decimonónico llamado “caciquismo”. El “cacique” hacía y deshacía a su antojo comprando voluntades, u obligando por la fuerza de la “persuasión”.
Si el Nepotismo era una seña de identidad en un Sistema Político centralizado, esa misma seña se ha multiplicado por 18 en España, desde que la Constitución de 1978, y sus nefastas interpretaciones, les otorgó carta de naturaleza.
No es una opinión, es la constatación de un hecho irrefutable demostrado por los miles de causas que atiborran los juzgados y tribunales de todo el país. Pero, esos hechos no son más que la punta de un inmenso “iceberg”; pues, en los tribunales, únicamente terminan aquellos hechos constitutivos de delito. La parte sumergida, esa es prácticamente incalculable.
Que el Poder corrompe, es un axioma. Nadie lo discute, ni nadie lo cuestiona.
Quienes hemos vivido o convivido de manera más o menos cercana con el Poder autonómico, hemos podido constatar eso. Y si de una Comunidad eminentemente rural se trata, como es la extremeña, el fenómeno se multiplica; y el “neocaciquismo” se puede palpar en cualquier esquina.
La trama se comenzó a urdir hace treinta años. Una trama que hay que reconocer fue urdida a conciencia, cuyo resultado es una tupida red clientelar prácticamente impermeable.
Ser militante o adepto, es el mejor salvoconducto, para derribar puertas y abrir ventanas.
Cualquier mindundi puede alcanzar las más altas cotas de poder e influencia para, desde allí, lograr sus propósitos personales, y ambiciones de poder.
Los hilos con los que se tejió la trama eran siempre los mismos: el estómago. Las carteras de los adeptos se llenaban por muy diversos caminos, desembocando todos en un mismo lugar: lar arcas públicas. Esas arcas que contienen un dinero que, tal como dijo una señora que fue ministra, no es de nadie. Y como no es de nadie, se puede hacer con él mangas y capirotes.
Veinticinco años bregando con el Sistema Autonómico, son muchos años; durante los cuales he podido vivir, y sufrir lo que es el nepotismo, y el despotismo, que este último tampoco es nada desdeñable.
Uno de los primeros síntomas del desmedido nepotismo lo advertí al visitar una Consejería cuya naturaleza no viene al caso.
Para acceder a la misma era preciso identificarse, función para la cual estaban asignadas TRES personas. Una tomaba tu DNI, que anotaba en una rastrilla con el nombre del departamento al que ibas a visitar. Otra, trasladaba los datos a un ordenador, e imprimía una hoja de control. La tercera persona era la encargada de cortar el papel de la impresora (entonces era de papel continuo) y se lo entregaba al primero de los funcionarios.
El efecto multiplicador de esos tres estómagos agradecidos garantizaba, y garantiza, un buen número de votos. Unos. porque directamente se benefician; y otros. porque aspiran a ocupar un puesto semejante.
En el breve espacio de unos pocos metros cuadrados, el nepotismo, el amiguismo, el clientelismo, y el enchufismo, era capaz de generar un buen número de votos.
Extrapolar ese dato al conjunto de toda una Administración Autonómica, no es demasiado complicado para concluir unos resultados.
Este mismo proceso se ha repetido y se repite y se multiplica por 18; dando como consecuencia, una inmensísima estructura autonómica, que nos está suponiendo la ruina.
Y a pesar de lo que dijera la señora ministra: El dinero público, Sí tiene dueños.











martes, 9 de enero de 2018

LA EXTRAÑA AUSENCIA

Por razones que no vienen al caso, estas Navidades he visto más televisión de lo que acostumbro; razón por la que he recibido toda una lluvia de mensajes publicitarios, de todo tipo.
No le he dado mayor importancia que la de manifestar mi hartazgo por la incesante aparición en la pantalla de spot anunciando miles de colonias (debemos oler todos muy mal), y de todo tipo de artilugios electrónicos.
El último día pre Reyes de esta Marabunta publicitaria, mi mujer me ha hecho una pregunta que me ha dejado descolocado. Me ha dicho:
-          ¿No has notado que casi no hay anuncios de juguetes?
He de reconocer que la observación de mi esposa me ha pillado con el paso cambiado, y de inmediato no he sabido qué responder.
He realizado un rápido recorrido retrospectivo mental sobre lo visionado durante estos días, y me constatado que la reflexión de mi mujer era más que atinada; porque, en efecto de entre los “misiles” lanzados por las “Baterías publicitarias” estaban cargados con juguetes.
Los emitidos lo hacían de manera genérica, sin concretar, como tradicionalmente se hacía en esta muñeca, aquel muñeco de un héroe de comics. Ni siquiera de los socorridos juegos de mesa.
Constatada, al menos en nuestra percepción, esa realidad; era llegado el momento de someter a análisis esta circunstancia.
La primera idea que me vino a la mente fue el pensar que ese tipo de Publicidad se emitía, sólo en las cadenas de programación infantil. Algo que no puede aseverar, pues por obvias razones no las sintonizo.
La segunda duda que me surge es otra pregunta. Hasta una determinada edad los niños reciben los juguetes que les gustan a los padres, y que les parecen más apropiados y divertidos para sus hijos. Por lo que este potencial comprador debería ser inducido en las cadenas generalistas.
La tercera opción pasa por considerar un cambio de estrategia comercial en los fabricantes y vendedores de juguetes que ante la no referencia paternal de qué juguete comprar deba ir a las tiendas y Centros Comerciales para decidir que juguete adquirir.
Pero ¿por qué este cambio de estrategia comercial, de ser esa la razón?
Al no saber las razones últimas de esta teórica decisión debo recurrir a la especulación; no es un método muy riguroso, pero es el único que tengo.
No sería de extrañar que los grandes fabricantes y distribuidores de la Industria del juguete, hayan decidido alejarse la polémica surgida sobre la “sexualidad” o mejor dicho de la “asexualidad del juego”.
La ya vieja polémica de la igualdad ha llegado también al mundo de la infancia. Los tradicionales roles en materia de juegos infantiles han sido forzados a ser alterados para que niños y niñas no se vean “marcados” de por vida, según los juegos infantiles con los que se diviertan.
Nadie quiere correr el riesgo de verse vapuleado en los Medios de Comunicación por hacer un anuncio de muñecas en los que los artífices del juego sean niñas. Ni tampoco ser tildados de extravagantes por poner a un niño jugando con las muñecas.
Sensu contrario ocurre lo mismo. Publicitar un Scalextric, en cuyo juego sólo participen niños, no tardaría en ser tildado de “machista” a los pocos segundos.
Ni que decir tiene que, a ningún fabricante de juguetes, en su sano juicio, se le ocurriría publicitar juguetes bélicos.
La solución, en mi opinión, ha sido la asepsia publicitaria huyendo de las polémicas, y realizando una publicidad genérica del juguete:
-          “En el Coste Inglés tenemos la mayor variedad de juguetes para los Reyes Magos”
-          “En los Centros Comerciales de Carrefour los Reyes Magos encontrarán los mejores precios en los juguetes con descuentos de hasta el 40%”
De esta inteligente manera se quedan fuera de la absurda polémica sexista que se ha generado de manera artificial e interesada en nuestra Sociedad.
Como se dice coloquialmente, sitúan la pelota en el tejado de los padres, tíos y abuelos, para que sean ellos los que decidan si el niño juega con una muñeca o con un Scalextric.
La franja de edad en la que los niños juegan con juguetes (valga la redundancia)  ha quedado reducida de manera drástica; pues no existe el que podríamos denominar “Juguete intermedio”.
En nuestro siglo se salta directamente de las muñecas o el Scalextric al teléfono móvil o la video consola; o cualquiera de los múltiples artilugios que inundan nuestras vidas.
¿Tenía razón mi mujer cuando me hizo tan sutil observación?
Realizado el análisis de la cuestión, concluyo que sí, que ella tenía razón.