martes, 3 de octubre de 2017

EL MARKETING

Los grandes cambios políticos, sociales, y económicos que surgieron en el siglo XIX, fueron los cimientos sobre los que se construyó el edificio de lo que hoy llamamos “Mundo desarrollado”.
El Reino Unido, y Francia, y posteriormente los EEUU, tras la guerra de Secesión, fueron los que lideraron lo que se dio en llamar “Imperialismo expansionista”.
El imperio moderno más grande, perdidos los últimos reductos del Imperio Colonial español, fue el forjado por la Gran Bretaña.
De este a oeste del Planeta, fue forjando un entramado económico, difícil de superar, y que aún permanece intacto en buena medida.
No había cala, roca, mar u océano que no fuera utilizado si valor tenía; aunque sólo fuera estratégico.
Grandes compañías que explotaban los recursos naturales de los países más diversos, se conformaron como Estados dentro de los Estados.
Las materias primas llegaban a la Metrópoli, y eran transformadas en bienes de consumo, que aumentaban el bienestar de los ciudadanos.
Es en ese momento cuando nace la Publicidad. Es necesario dar a conocer a los potenciales consumidores, los productos más diversos, y ponerles, delante de sus ojos, las bondades de lo que las modas dicen que deben comprar para ser considerados miembros de la naciente Burguesía.
El desarrollo de la Industria y la Minería, atrae grandes flujos migratorios de mano de obra del campo a la ciudad.
Las ciudades se expanden, y la burguesía se aleja de los centros de las ciudades, y de su ambiente pestilente.
Nace la Publicidad, y se distribuye, por todos los medios. Pequeños panfletos y folletos; carteles situados en las calles y plazas más concurridas; llegando hasta los diarios de mayor difusión, convirtiéndose en una magnífica fuente de ingresos.
En nuestro mundo actual, nada se vende sin haber sido publicitado. La publicidad es la gran fuente en la que beben los ciudadanos.
No existe lugar, donde no nos encontremos con un anuncio, que nos ofrezca algo.
El complejo mundo del siglo XXI se dio cuenta de que la fuerza de la Publicidad audio visual, era algo imparable; y las formas de difusión infinitas.
Gobiernos, Partidos, Movimientos sociales y políticos se dieron cuenta de ello, y crearon sus propios gabinetes de Publicidad, en los que elaborar la estrategia para vender sus “productos”.
Publicitar algo en el espacio virtual, es garantía de éxito. Es irrelevante que lo que se publicita sea cierto o no. Lo importante es que la imagen y el sonido lleguen a los circuitos; pues a partir de ahí, el efecto multiplicador es imparable.
Un falso mensaje situado en el ciber espacio, se convierte en verdad, a los pocos momentos.
Al igual que el mundo de la publicidad estática, nunca podrá agradecer bastante a Photoshop los servicios prestados; la publicidad de los que crean opinión, nunca agradecerán bastante a los creadores de Internet, los servicios prestados.
La imagen manda, por encima de la verdad.
Las guerras ya no se ganan en los campos de batalla; se ganan en los espacios virtuales. Quien los domina, gana. Da igual que lo que se publicita sea falso; tergiversado, o manipulado. Lo importante es colocar el “producto” en el “Mercado”. El resto viene solo.
Desde el día uno de octubre, en que se comenzó a librar la “batalla” en Cataluña para lograr su independencia, hubo un claro ganador: la publicidad.
Lo importante fue inundar el “mercado” de imágenes. No era transcendental que las mismas fueran ciertas, o manipuladas; actuales o pasadas. Preparadas exprofeso para dar apariencia de realidad, o resultado de profesionales del maquillaje. Lo sustancial fue la imagen.
El resto, era sencillo: esperar. Y no hubo que esperar mucho para dar la “guerra” por ganada.
El “producto” tuvo una gran aceptación en el “Mercado”, y los consumidores lo adquirieron convencidos de las bondades, y fiabilidad del mismo.

Nada que no ocurra con una colonia, o un detergente.

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