sábado, 18 de febrero de 2017

NOBLES Y PLEBEYOS.

Desde lejanos tiempos, la Sociedad española (las demás no me importan) ha estado dividida en dos grandes categorías: Nobles y Plebeyos. Los segundos adquirían esa condición nada más nacer; los primeros no la adquirían por tan digno camino.
En nuestra España del siglo XXI, aunque parezca increíble, siguen existiendo los llamados Nobles con los mismos privilegios que tenían sus antepasados de la Edad Media. El paso de los siglos no ha mermado un ápice su condición de Clase Diferente.
Al igual que ocurría en la Edad Media, su especial condición la han mantenido gracias a la Clase que ellos desprecian: Los Plebeyos.
Al igual que ocurría en la Edad Media, el Pueblo Llano les ha defendido e idolatrado hasta caer en su propia ignominia.
Al igual que ocurría en la Edad Media, el "Populacho" les ha admirado; se ha gastado su escaso dinero para poder contemplar boquiabierto la obscena manifestación de su poder y riqueza.
Ni siquiera Marx, Engels, Lenin o Stalin, han conseguido eliminar ese estigma que acompaña a, casi, todo Plebeyo.
Al igual que ocurría en la Edad Media, los plebeyos han sido conmiseratorios con los Nobles de hoy, al tiempo que a los suyos las hacen desfilar, cual Laydy Godiva, desnudos, para escarnio público.
Transcurridos diecisiete año del siglo XXI, hemos podido asistir al más vergonzoso y vergonzante espectáculo que una Sociedad moderna puede contemplar.
Aquellas viejas costumbres medievales ha aflorado de nuevo.
Dos Nobles, una conseguida tal condición por vía uterina; el otro, llegado a ese estatus por vía vaginal, (Los úteros y las vaginas ha jugado a lo largo de la Historia un papel importante entre la Nobleza) pillados robando, se ha "enfrentado" a la Justicia. Y la Justicia se ha comportado con ellos, como siempre los Plebeyos se han portado con los Nobles: les han rendido bochornosa pleitesía.
Tal ha sido el comportamiento, que hasta los Plebeyos se han escandalizado. El suave guante de algodón del Estado no ha rozado ni un milímetro de su piel, para evitar que el Noble pudiera sentirse molesto.
Pese a ser acusados de delitos castigados con importantes penas de cárcel, no han pasado ni un sólo segundo en una Comisaria de la Policía o de la Guardia Civil. A ellos, no ha osado acercarse un agente de la Ley, sino para protegerles.
Pese a existir un clarísimo riesgo de fuga y de destrucción de pruebas, ni una sola medida cautelar se ha impuesto a los acusados. Como si la cosa no fuera con ellos, se han paseado por el mundo, no sólo con absoluta y bochornosa libertad; ora en Suiza, ora en Vietnam, ora en Barcelona; sino que lo hancon una escolta pagada por los mismos a los que, entonces, presuntamente, habían robado. Eso, que se sepa.
Los Plebeyos que rigen los destino de España, desde el primer momento se pusieron a las órdenes del Noble Mayor, padre y suegro de los encausados, para recibir órdenes y actuar no en defensa de los intereses de los españoles, sino en defensa de dos acusados por robo a los propios españoles.
Por una extraña reacción física, el Plebeyo, ante un Noble, se sublima; se licúa, y llega a tomar el estado gaseoso, siendo abducido por este hasta la anulación mental.
Esta reacción química propició que la "Niña de los ojos" y su compañero de tálamo y golferías, del Noble Mayor, fueran tratados con meloso gusto.
Sin embargo, el Plebeyo que sirve a los españoles, no es tan condescendiente con otros Plebeyos que no forman parte del árbol genealógico del Noble Mayor.
A ese, uy a ese, a ese se le arrastra, literalmente, por los aledaños de comisarias, juzgados y centros penitenciarios. Para ese no hay cordones de seguridad ni guardias que les protejan. Se permite al Populacho que descargue sus más bajos instintos sobre ellos, desgarrándoles sus ropas más íntimas.
El Plebeyo, es sacado de su casa esposado, en pijama, delante de su familia y vecinos, para que sirva de alimento inmediato a los presentes, y de aperitivo diferido en los informativos. Mismo alimento que podrá consumirse desecado y deshidratado, en las miles de revistas que inundan los kioscos.
Hoy el Plebeyo que sirve a los intereses del Noble Mayor, recibirá los parabienes, y las más efusivas gracias de este, por haber logrado que la “Niña de sus ojos” siga “blanca como el armiño”.
Al igual que ocurría en la Edad Media, el Noble es el Noble; y el Plebeyo es el Plebeyo.

Escrito el día de dieciocho del mes febrero de año 2017; XXI de la Era Cristiana, en España.

2 comentarios:

  1. Iciar de sasia Estévez18 de febrero de 2017, 12:17

    Es que los españoles somos lelos y cobardes....y comodones nadie sale a protestar o reunir miles y miles de firmas contra esta injusticia de la justicia (je, je, je) y muchos no salen por temor a la ley mordaza, que se sepa.....

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  2. cuanto más leo sobre la edad media, más la comparo con la actualidad y más se asemeja con el vivir de hoy en día

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