Desde su llegada al Papado, Francisco, no ha dejado de
sorprenderme.
A pesar de mi lejanía con los pensamientos de la Iglesia Católica,
todo lo que en su entorno se desarrolla me interesa desde un punto de vista sociológico.
Como casi todo español de mis años, fui educado en el seno de sus
creencias, ritos y preceptos.
Los años y las reflexiones sobre Ella, me llevaron a un
alejamiento paulatino que ha devenido en una indiferencia doctrinal, aunque
como decía no sociológica.
La influencia de la Iglesia Católica en una parte importante de la
población mundial, la hace ser un referente en el comportamiento de millones de personas.
Es desde esa óptica desde la que planteo mi análisis.
No es misión mía cuestionar las directrices y preceptos de la
Iglesia Católica; sin embargo, sí me creo legitimado para valorar sus
implicaciones sociales, económicas y políticas.
Desde un punto de vista social, no deja de resultar paradójico que
la misma pluma que acepta los cambios y la evolución de la Sociedad en materias
de inclinaciones sexuales y disoluciones matrimoniales, retorne al averno del
pasado más oscuro de la Iglesia Católica, con este asunto de la incineración,
tratando de forma extremadamente dura a quienes no acaten esta directriz.
Negar el sacramento de los difuntos a quienes no cumplan esta
norma, es excesivo, incluso para la Iglesia Católica, muy laxa en el tratamiento
de comportamientos muchos más recriminables dentro de su propia organización.
El fondo de la norma parece ir dirigido a Sociedades, bien
conocidas por Francisco, en las que, aún, el miedo forma parte importante de su
Cultura en materia de creencias.
Desde el plano económico, aquí también ha estado poco fino el Jefe
del Estado Vaticano.
Es posible que sus asesores hayan omitido informarle que, al
menos en España, el morirse es una de las situaciones más costosas de la vida de una
persona. Tampoco le habrán informado de la insultante especulación que se hace
con los lugares sagrados; fuente de ingresos, no siempre claros de las arcas
municipales.
Lo que el documento llama "lugar sagrado", no hay de
duda de que será sagrado; pero, no es gratuito. Acceder a una sepultura, siempre
es caro, muy caro; y en ocasiones imposibles de obtener. El enterramiento de
una persona no es algo que pueda ser elegido; ha de ser en los Cementerios, único
lugar en los que las autoridades permiten la inhumación de cadáveres.
¿Por qué la Iglesia Católica no tiene sus propios cementerios
gratuitos, alejados de las tentaciones especulativas? No sería políticamente
correcto, dar abiertamente mi opinión; sin embargo, creo que tiene mucho que
ver con la Política.
Existe, claro está, el enterramiento de los pobres; y es ahí donde
la información a Francisco tampoco le ha llegado con nitidez. Dice el
documento: "se evita la posibilidad
de olvido, falta de respeto y malos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo
una vez pasada la primera generación, así como prácticas inconvenientes o
supersticiosas".
No son las fosas comunes, los lugares en los que el respeto a los
muertos se manifieste con más holgura. Quizás, comprobar los métodos de
remoción de las tumbas, le aclararía muchas cosas.
Respecto al olvido, él sabe que no es un acto físico y palpable.
El recuerdo y el olvido son aspectos de la condición humana alojados en las
mentes de las personas.
Recordar u olvidar a los seres queridos, usando los mismo términos
que el documento, es una cualidad del "Alma"; y es irrelevante si
nuestro ser querido reposa en un lugar u otro, ni si su descomposición ha sido
resultado de un proceso bacteriológico, o de un proceso físico por calor.
Las últimas palabras de la frase: "prácticas inconvenientes o
supersticiosa".
No sé qué entiende el redactor del documento por "prácticas
inconvenientes o supersticiosas" cuando todo lo regulado en él está
plagado de dichos adjetivos.
La manera en la que se pretende "reconquistar" el
terreno perdido por la Iglesia Católica, es, en mi opinión, cuando menos errática
y desconcertante.
Largo y prolijo sería detallar los que en mi opinión son errores
de estrategia en el devenir del Vaticano. Únicamente apuntaré dos:
1.- Continuar siendo un Estado, con todo lo que ello significa y
lastra la credibilidad del Evangelio.
2.- El secular desprecio del papel de la mujer en la Iglesia.
Menoscabar las funciones de más de la mitad de la población mundial, negándoles
el pan y la sal; tratándolas, como a seres inferiores al hombre; dice mucho de
lo lejos que se encuentran las Ideas y los Fundamentos de la Iglesia Católica
de la realidad social.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20160815_ad-resurgendum-cum-christo_sp.html
En este enlace podréis encontrar el documento en español.