domingo, 10 de marzo de 2019

EL DEGRADADO


Existe en Fotografía un proceso de edición denominado “Degradado”.  El degradado es una técnica mediante la cual, uno o varios colores de la instantánea, van siendo suavemente amortiguados, hasta que aquellos llegan a desaparecer, y tornarse en un tono cercano al blanco.
El laboratorio, va analizando cada uno de los pixeles que tiene un color, y los somete a un proceso de depuración para ir modificando suavemente la intensidad del color del píxel. Un proceso que se repite con tantos pixeles como contenga la fotografía.
Es este un proceso muy interesante de aplicar en determinados procesos sociales; para poder reducir la intensidad de los colores de los hechos, o acontecimientos (pixeles sociales) que se presentan ante nuestra vista. En ese desarrollo se podría comprobar cómo, a medida que cada píxel es procesado, la intensidad de este va cambiando; hasta llegar, casi, al blanco total.
Existe otro tipo de degradado que nada tiene que ver con la Fotografía. Es el que se podría denominar degradado moral.
De la misma manera que en el degradado fotográfico los colores dejan de tener su valor/color; en el moral, valores, y principios van perdiendo intensidad, al ser degradados por la realidad de los hechos; que provocan, cual abrasivo, la perdida de ímpetu.
En nuestra fotografía, sobre un fondo morado intenso, tenemos un objeto: Igualdad. Un valor que se presenta con fuerza, en apariencia, irreductible, e incontrovertible. Una potencia que comienza a degradarse cuando en el laboratorio se la somete a los ácidos que medirán su grado de resistencia.
El primer abrasivo que extendemos sobre la fotografía es, la prueba de la concreción; pues, los pixeles, en esta parte del color parecen un poco borrosos, y es preciso enfocar mejor el objeto. Qué igualdad es la que se pretende reflejar en la fotografía. El color de la igualdad es demasiado indefinido: igualdad física, zoológica, genética, religiosa, moral, legal, social. Todo está demasiado borroso.
Para ver bien el color, hay que rebajar unos puntos su intensidad y llegar a un matiz adecuado a la realidad que se quiere presentar. Las igualdades zoológicas, genéticas, religiosas, y morales, deben ser fijadas a transparentes; rebajando, en consecuencia, la intensidad del color inicial.
Se ha producido la primera capa de degradación de nuestra fotografía, dejando un color morado bastante atenuado.
Los pixeles coloreados que aún quedan son: el legal, y el social.
Nuestro proceso de laboratorio continúa, y analizamos los píxeles de la igualdad legal. De ese análisis los ácidos nos dicen que, esos píxeles deben ser eliminados de la fotografía; pues, no son otra cosa que una aberración cromática producida por un exceso de luz, o por la mala calidad del objetivo o el procesador usados. Esa aberración cromática, no forma parte del objeto principal de la fotografía; sino, que aparece por un mal trabajo del fotógrafo. Al hacer transparentes esos píxeles aberrantes, la intensidad final de color se ve, por fuerza, bastante reducido.
Nos quedan por procesar los píxeles morados que incluyen información social del objeto; a los cuales les repetiremos el proceso en una nueva capa para determinar su color final.
Los ácidos encuentran aquí no pocas dificultades para determinar la información que cada grupo de píxeles contiene, por lo que se hace preciso aislarlos para un correcto procesado.
Los que tienen el color del respeto, son realmente escasos, y en los que la saturación del color ha sido forzada para que, los pocos pixeles que portan el color, anulen a los que son transparentes; lo que obliga a realizar un proceso de ajuste para eliminar la sobresaturación. Situada la intensidad del color a los valores reales que tiene el sujeto, la tonalidad de los píxeles del respeto se reduce hasta, casi, el blanco total.
Los grupos de píxeles que nos han quedado: discriminación, opresión, falta de igualdad de oportunidades; al ser procesados y sometidos a los abrasivos en el laboratorio, han dado un resultado semejante a lo ocurrido con los píxeles anteriores. Si reducimos la intensidad del color inicial, y situamos los valores en los que tiene realmente el objeto, el degradado aumenta.
Cuando una fotografía se toma forzando los parámetros de la cámara; cuando se utilizan elementos mecánicos y ópticos de mala calidad; cuando, de manera intencionada, se busca la peor iluminación del objeto; el resultado final que nos muestra la instantánea está muy alejado de la realidad del objeto que tenemos delante del objetivo.
Para un observador avezado en las lides de la Fotografía, no le queda otro remedio que procesar la fotografía para tratar de visionar, de manera correcta, el objeto que se nos presenta.
Un buen fotógrafo, trata de obtener imágenes nítidas, y claras, del objeto, o entorno, que quiere captar. De manera que cuando la lleve al laboratorio, únicamente tenga que preocuparse de obtener el positivo, sin necesidad de ninguna otra manipulación.
Sentirá una gran satisfacción  de haber logrado el equilibrio perfecto, para que la fotografía muestre la realidad tal y como es; sin artificios, ni distorsiones.